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Respuesta:
El consumidor quiere un producto que tenga un alto porcentaje de músculo y un bajo contenido de grasa (carne magra). Hay varias razones para esta preferencia, entre ellas por el mejor sabor, menor aporte de calorías, factor importante para evitar un aumento excesivo de peso en las personas y principalmente por aspectos médicos relacionados con el contenido de colesterol y los triglicéridos. Prejuicios estos que hoy en día son menos importantes debido a la producción de una carne de cerdo más magra, reconocida también como “la otra carne blanca”, en alusión de que es comparable a las carnes blancas de otras especies como la de pollo y pavo. Por otro lado, al productor le conviene desde el punto de vista económico, producir un cerdo más magro, debido a que se requiere menor cantidad de alimento para producir un kilo de carne que producir un kilo de grasa, además de que entre más grasa tenga la canal del cerdo, el comprador (mataderos, industriales, intermediarios, carniceros, etc.) castiga más el precio pagado al productor