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nose pero necesito mision xd
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EL otro día me contaba un buen amigo, que a un familiar suyo lo nombraron en la ONU u otro organismo internacional observador para controlar la limpieza de unas elecciones en una de las repúblicas musulmanas de Asia Central. Cumpliendo su función en una mesa electoral, vio cómo se acercó un venerable anciano de largas y blancas barbas, ataviado con la vestimenta tradicional incluido el turbante, rodeado de unas cincuenta personas, todas del sexo masculino y de diferentes edades, desde los que apenas habían salido de la adolescencia, hasta algunos que sobrepasaban los sesenta años.
Saludó educadamente a cada uno de los que formaban la mesa electoral y dijo que la familia tal venía a votar. Cuando el presidente de la mesa se disponía a llamar a cada uno, el anciano levantó la mano y ceremoniosamente sacó de una gran cartera de cuero que llevaba colgada en bandolera un taco de papeletas en igual número a los que lo rodeaban y se las entregó al presidente. El familiar de mi amigo le dijo a este que eso no se podía hacer, que el voto era personal e intransferible. Traducido esto al anciano, sin decir palabra, cogió las papeletas, las volvió a guardar y con mucha parsimonia y dignidad, se dio la vuelta seguido de toda su familia.
No comprendía el sistema. Para él toda la familia formaba un conjunto. Ya habían decidido los notables a quién había que votar y él, como patriarca, traía las papeletas. Esto que para nosotros, sujetos de la civilización occidental es incomprensible y por lo tanto inaceptable, para los de la civilización islámica es completamente obvio. El individuo se difumina en la familia y esta forma un bloque para todo, incluso para elegir a sus representantes.
La diferencia en comprender la sociedad, la política, las fidelidades y las lealtades dependen de cada civilización. Y el fruto de entender la política y la religión en cada una de ellas es el producto de una evolución milenaria. En nuestro caso nuestras raíces provienen de Grecia, Roma y el Cristianismo. En la civilización occidental la lealtad de cada persona se presta individualmente al Estado-nación, cosa por cierto que está cambiando con el Nuevo Orden Mundial, y la religión debe estar separada del Estado.
En la civilización islámica, por el contrario, Estado y religión son una misma cosa. Las leyes están incursas en el Corán y si se promulga alguna nueva no deben contradecirlo. La fidelidad se presta, en orden ascendente, a la familia, varias familias a un clan y varios clanes a una tribu. Un conjunto de tribus son fieles a un emir, o a un sultán y estos en teoría al califa, que ostenta tanto el poder político como religioso.
Y esto no ha cambiado mucho. La prueba es lo que ha pasado en Libia después del derrocamiento y asesinato de Gadafi en donde se han formado varios grupos de tribus cada uno de los cuales se arroga el poder y quiere imponerse por la fuerza a los otros.
Por lo tanto, el concepto de Estado en el mundo musulmán es completamente diferente al de Occidente. Marruecos, por ejemplo, fue un sultanato hasta 1955. Mohamed V se cambió el título de sultán por el de malik (rey) y bien es sabido que el rey de este país ostenta tanto el poder político como el espiritual porque es el Amïr al-Muminï que no es otra cosa que el comendador de creyentes, porque al pertenecer a la dinastía alauí es descendiente directo del Profeta.
Es posible que algunos musulmanes a título individual puedan convencerse de que el sistema político occidental sea mejor o más justo como lo es a nuestros ojos, pero es prácticamente imposible que una población islámica en bloque lo acepte. Se le podrá imponer, pero no por convencimiento. Igualmente de forma individual algunos occidentales pueden convertirse al islam y aceptar a pie juntillas sus leyes y principios político-religiosos, pero sería imposible que un grupo poblacional grande de cultura occidental aceptara convencido los principios político-religiosos islámicos y estuviera dispuesto a vivir bajo ellos. Otra cosa diferente es que tuviera que aceptarlos por la fuerza.
Esa diferente concepción de los principios políticos y sociales es lo que hace prácticamente imposible la integración de los musulmanes como grupo en los países occidentales. Prueba de ello en que en Reino Unido y otros estados europeos reivindican regirse por la sharia y no por las leyes aprobadas por el parlamento.