• Asignatura: Castellano
  • Autor: sastoqueruizmariajos
  • hace 3 años

La extraña noche de ishak el inicio el nudo y el desenlace

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Respuesta dada por: sahiraalcantara8
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El músico Ishak de Mosul estaba sentado en su casa, junto a un brasero de cobre donde calentaba sus manos. Era una noche fría que se parecía mucho a la noche más fría de cualquier invierno. Afuera, en el jardín, el viento aullaba como un león y la lluvia era torrencial. Ishak maldecía la tormenta pues se había quedado sin amigos. No soportaba el estar solo.

Inclinó la cabeza sobre sus rodillas, a punto de romper a llorar y, mientras imaginaba los caminos cubiertos de barro se dijo:

_ ¡ Si por lo menos viniera Sayeda, la hermosa Sayeda que conocí en palacio no hace tanto!

La lluvia repiqueteaba con furia sobre el tejado y el viento gemía como mil niños vagabundos perdidos en la oscuridad.

_ ¡ Querida Sayeda, si te hicieras presente, yo no moriría de pena!

Apenas pronunció esto, alguien golpeó la puerta y una voz de mujer preguntó:

_¿Puede el dueño de esta casa abrirle la puerta a su amiga?

El músico, desconcertado, no lo dudó. Allí estaba Sayeda.

_ ¡Sayeda, amiga mía! ¿Cómo te atreviste a salir en una noche así?

_¿Acaso no enviaste a un mensajero por mí? ¿Cómo podría no responder a tu llamado? A pesar de este tiempo, vine a verte porque sé que estás triste.

Ishak ocultó como pudo su sorpresa. ¡Él no había enviado a nadie por Sayeda! Ah, pero ella estaba allí ahora. ¿ Qué importaba? Así es que dijo:

_¡ Lo cierto es que, que si no hubieras venido, hubiera ido yo a buscarte!

Y luego de que Sayeda lavara sus manos y sus pies se perfumaran con esencias, Ishak propuso tocar el laúd y que ella cantara.

_¡Tienes razón! Pero no sé por qué esta noche quiero oír otras voces, algún hombre del pueblo, acaso uno de esos mendigos que cantan por limosnas en las calles. ¿No querrías ver si hay alguno de ellos frente a tu puerta? -propuso Sayeda.

Ishak se rió. ¡Con esa tormenta no pasaría ni un camello! Sin embargo, para no desairar a su invitada, entreabrió la puerta: para su sorpresa, un mendigo se hallaba al borde del umbral, golpeando el suelo con su bastón mientras gritaba:

_¡Qué ruido produce esta tempestad! ¡Que desgracia ser un pobre cantor! ¡ Nadie puede escucharme hoy! ¡Y si no canto, me muero de hambre!

_¿Es que sabes cantar? – le habló Ishak asombradísimo.

_En verdad, mi señor, tengo fama de cantar muy bien.

_¡Entonces pasa! ¡Qué oportuna es tu presencia! – se alegró Ishak

_¡Qué noche tan extraña, Sayeda! ¡De veras que encontré a un mendigo tal como deseabas, y luego de comer y beber cantará para nosotros!

El invitado comió y bebió con gran placer. Y luego preguntó:

_ ¿En casa de quién me encuentro?

_En casa de Ishak, hijo de Ibrahim de Mosul.

_Ah , sí ya he oído de ti, tú eres el músico. Quisiera que cantes para mí. Ishak tomó el laúd, divertido por el atrevimiento del ciego, y tocó y cantó.

_ En verdad, Ishak, eres el músico perfecto y un cantante consumado.

Pero Ishak sospechó, por el tono del mendigo, que aquello no era un elogio sino una burla.

El viejo insistió:

_¿ Es que no hay nadie más aquí que pueda cantar?

_Hay también una joven amiga _ respondió Ishak.

_ Me gustaría oírla_ contestó el mendigo.

Pero de mala gana, Sayeda tocó el laúd y cantó, pero enseguida el mendigo la interrumpió:

_ ¡ Basta! ¡Estás rompiendo mis oídos!

Sayeda, furiosa, arrojó el laúd a un costado y quiso irse de la casa; Ishak se arrodillo a sus pies para detenerla; luego anunció al mendigo:

_ Hemos dado lo mejor de nosotros por satisfacerte. Ahora es tu turno…¡canta!

El viejo consintió, pero le pidió un laúd que nadie hubiera tocado antes. Entonces cantó con una voz potente:

¡ En el caos de la tormenta, el músico se siente solo y pide por ella!

Y ella golpea en su puerta y dice:¿Puede el dueño de esta casa abrirle la puerta a una amiga?

Los amigos se miraron en el límite del asombro, hasta que Sayeda se enojó:

-¡ Qué le contaste a este mendigo de mí mientras le abrías la puerta?-

Ishak juró que no le había contado nada y Sayeda terminó por creerle; ambos se dieron un abrazo y el viejo volvió a cantar:

Ah, qué hermoso es pelear por tonterías. Y darse un abrazo para celebrar la amistad.

Ishak, aturdido, finalmente creyó comprender:

_ ¡ Tu eres un falso ciego! ¿Cómo sabes que nos abrazamos?

_ Pero… ¿qué dices?- dijo el viejo. Y luego, con un ruego lastimero le pidió algo de beber.

Aturdido y contrariado, el músico fue por bebidas a otro cuarto, con una vela en su mano.

Al volver , una brizna de viento agitó la llama de la vela; perplejo, Ishak no vio al mendigo en la sala, tampoco Sayeda. ¿Dónde estarían? De la sorpresa pasó al pavor cuando comprobó que la puerta estaba cerrada por dentro. ¿Acaso había vivido una ilusión?

Acercó otra vez sus manos al calor del brasero. Al fin, tomó el laúd buscando en la música un poco de compañía, porque ya nadie llamó a su puerta esa noche.

Versión de Franco Vaccarini de un cuento de Las mil y una noches. Lenguaje Interactivo. Edit Santillana

Respuesta dada por: sanmarce00
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Respuesta:

pero como se cual es el inicio y el desenlace y nudo

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