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Respuesta:
permanecer enserrado y no encontrarse con nadie
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La globalización viene acompañada de un crecimiento del empleo informal, de un aumento de los flujos migratorios y de profundos cambios sociales, lo que plantea nuevos desafíos en materia de seguridad y salud en el trabajo, especialmente en países con una cultura de prevención menos desarrollada. Los trabajadores del sector informal y los trabajadores migrantes a menudo realizan trabajos que conllevan mayores riesgos y menor protección.
El incierto clima económico mundial se suma a estos desafíos generales y ejerce presión sobre los trabajadores, al tiempo que socava los sistemas y prácticas de prevención establecidos. Esto afecta la seguridad y la salud de los trabajadores, incluida la presión psicosocial debida a la inseguridad laboral y a la reducción de la financiación para el equipo de protección y la formación en SST.
Las nuevas tecnologías, entre ellas la nanotecnología, los riesgos ergonómicos, el estrés y otros factores psicosociales también contribuyen a aumentar la complejidad de la prevención.
Aunque la prevención de los riesgos de seguridad han arrojado resultados positivos, entre ellos la reducción del nivel de accidentes, los riesgos de salud de los trabajadores continúan siendo un desafío importante. Según la OIT, cada año se registran 160 millones de nuevos casos de enfermedades profesionales. Los problemas psicosociales son especialmente preocupantes. Las cifras de la Unión Europea indican que las enfermedades mentales representan casi el 20 por ciento de las enfermedades de Europa y que los problemas de salud mental afectan a una de cada cuatro personas en algún momento de su vida. Esto tiene mayor impacto cuando las enfermedades mentales redundan en absentismo laboral o incapacidad para encontrar trabajo.
La carga financiera de compensaciones, atención sanitaria, rehabilitación e incapacidad para trabajar es enorme: solo los accidentes de trabajo suponen cada año una cantidad equivalente al 4 por ciento del PIB mundial; en algunos países en desarrollo, el costo puede ascender hasta el 10 por ciento del PIB.