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Si pretendemos lograr en el Paraguay una educación auténtica, es decir aquella que genera cambios de actitudes, que sea capaz de lograr realización plena de cada uno de los ciudadanos, busquemos entre todos encaminarla hacia su perfeccionamiento y universalidad. Que no exista ningún paraguayo analfabeto. Y tampoco que existan más ciudadanos de primera, de segunda, y de hasta tercera por falta de educación. Una de las fórmulas infalibles para conseguir el objetivo es el hábito de la lectura. Debemos inculcar a los niños, tanto en nuestros hogares e instituciones educativas, el hábito de LEER. Ninguna educación integral es posible sin el hábito de la lectura. Y esto hay que internalizarlo, y sin olvidarnos que solo es posible dar lo que se tiene. Es decir, primero tenemos que procurar nosotros hacernos de ese hábito, para después pretender inculcarlo a los demás.
Recordemos que: leer significa acariciar con los ojos las letras que hablan; atrapar esas letras y hacerlas nuestras, y tocar con la vista los pensamientos de otros. Leer significa también comunicarse, pero hacerlo hasta lo más profundo. No olvidemos que leyendo activamos nuestra imaginación y ponemos en marcha un acto recreativo y creativo al mismo tiempo.
Porque con la lectura recreamos el universo ajeno y nos ayudamos a crear y enriquecer el nuestro. La lectura es un hecho activo que nos desarrolla y nos impulsa a utilizar nuestras destrezas y habilidades de las que nos dotó el Creador para nuestra felicidad. En síntesis, leer es un placer impagable.
Fuente: ABC ESCOLAR (09 – 09 – 2003).
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