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Durante siglos se conocían solo los colores disponibles en la naturaleza, desde el cielo o el mar a la tierra, las rocas, las plantas, flores, animales… cualquier cosa presente en la naturaleza se utilizaba para crear pigmentos que podían ser utilizados por artistas, fabricantes de tejidos etc.
Hoy en día hemos trascendido las limitaciones de la naturaleza y hemos aprendido que existen colores primarios, cuyas combinaciones nos pueden general cualquier otro color posible dentro del rango de frecuencias que nuestros ojos y nuestro cerebro pueden captar. Hoy con un ordenador podemos fabricar cualquier color posible, millones de ellos, y seguro que hemos creado muchos nuevos colores que no existían para nuestros antepasados. Y debemos tener en cuenta que el arco iris solo nos da unos colores, cuya variación es ya de por sí casi infinita en gradientes, pero que solo representan longitudes de onda determinadas. El arco iris no incluye la inmensa cantidad de colores que se producen cuando mezclamos colores no contiguos en el arco (tal como por ejemplo una mezcla de naranja y azul).
Lo curioso es que existen 3 sistemas de organización de los colores primarios y los derivados, y los 3 son correctos dentro de su ámbito: tenemos el sistema clásico RYB en que los primarios son el Rojo, Amarillo y Azul, el RGB en el que son el Rojo, Verde y Azul, y el CMYBK en que los primarios son el Cyan, Magenta, Amarillo y Negro. El que uno u otro sea aplicable depende de si utilizamos pigmentos o utilizamos luz y de si ésta se aplica sobre fondo un fondo negro o uno blanco.
Parece que si pudiéramos percibir longitudes de onda mayores o menores que las de nuestro espectro de luz visible, lo que veríamos no serían nuevos colores, sino un destello de luz blanquecina muy parecido a como vemos con gafas o cámaras de infrarrojos, o como es una radiografía con rayos X.
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