Desde hace miles de años, se celebran las competiciones atléticas en varias ciudades y se otorgaban
premios en metálico a los ganadores. Sin embargo, las gradas desde las que se veían estos eventos eran
el lugar en el que se amasaban grandes fortunas. Apostar era uno de los pasatiempos más antiguos desde
entonces. Las apuestas comenzaron como un entretenimiento en la antigüedad y sus resultados se percibían
como una voluntad de los dioses. Los primeros romanos se tomaban las apuestas deportivas muy en serio,
con apuestas tan elevadas que suponían no solo la pérdida de sus posesiones materiales, sino incluso de
su libertad. Ahora apostar se ha transformado en la forma más extraordinaria de ganar dinero. Tan solo en
los Estados Unidos, los ingresos de las loterías y los casinos físicos totalizaron 57.000 millones de dólares
en 2006, superando con creces a otras actividades de entretenimiento.
Ya en el Renacimiento se estudió científicamente el riesgo, lo que condujo al descubrimiento del fascinante
mundo de la probabilidad, la base de la gestión del riesgo moderna que utilizan las casas de apuestas y los
apostantes profesionales. Los matemáticos transformaron la teoría de la probabilidad, haciendo que pasara
de ser el juguete de un apostante a una poderosa herramienta para organizar, analizar y aplicar la
información; creando valiosas técnicas cuantitativas que ahora utilizamos en todos los aspectos de la vida
moderna, desde encuestas de opinión y selección de valores hasta cata de vinos y pruebas con
medicamentos.
1. Según el análisis de la lectura quiénes son los más beneficiados en el deporte. ¿Por qué?
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Los apostadores, porque ellos apostaban sobre quien ganaría en los deportes y así ganaban dinero o también perdían.
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