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Respuesta:
Al comenzar éste —su cuento— la familia Alcobre estaba cenando en el comedor de su confortable piso ciudadano. Era una familia “tipo”: padres y dos hijos. ... En cuanto a los hijos, Marvin tenía catorce y Greta doce cuando sucedió la historia que los comprende como protagonistas.
Respuesta:
Al comenzar éste —su cuento— la familia Alcobre estaba cenando en el comedor de su confortable piso ciudadano. Era una familia “tipo”: padres y dos hijos. Juan —el padre— y Claudia —la madre— componían un matrimonio joven. En cuanto a los hijos, Marvin tenía catorce y Greta doce cuando sucedió la historia que los comprende como protagonistas. Era diciembre o principios de enero, según lo indicaba un árbol de Navidad instalado en un rincón de la sala y a cuyo pie se encontraba un bello pesebre de cerámica, producto de las manos de Greta. Ella era una apasionada por esa artesanía.
Todos estaban alegres durante aquella comida, acababan de comprar una casa de vacaciones. Su conversación giraba —entonces— en torno de esa importante adquisición:
JUAN: —Está ubicada sobre la que va a ser la avenida costanera de “La Resolana” dentro de unos años. Más cerquita del agua, imposible; como ustedes querían.
CLAUDIA: —Es una casa preciosa y está puesta a nuevo. Todavía no me explico cómo tuvimos la suerte de conseguirla por la mitad de lo que —en realidad— vale.
GRETA: —Humm, ya me imagino… Seguro que papi empezó a pedir descuento y descuento, como hace cada vez que le toca comprar algo…