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La expectativa de un final feliz se ve truncada de cuajo por la inesperada revelación de don Alonso, quien en un alarde de desfachatez tan abrupto como insolente comunica a Mariana que la futura esposa es su propia hermana (o prima, según la mayoría de versiones). Brutalmente despechada, Mariana reacciona fríamente y ofrece a don Alonso un último brindis con un vaso de vino envenenado. Mientras Mariana simula beber, don Alonso apura la copa hasta la última gota. La fuerza del veneno —compuesto de sangre de culebra, lagarto vivo y salamandra— es tan fulminante que a don Alonso se le caen los dientes en el mismo vaso de vino. Sintiéndose en trance de muerte, suplica a Mariana que le dé un antídoto, prometiéndole matrimonio. Conocedora de la potencia del brebaje que ella misma ha preparado, Mariana le comunica que ya nada se puede hacer y que su muerte es irremediable.
Conocido bajo el título de “El veneno de Moriana”, es un romance esquivo y enigmático. No se conoce ninguna versión manuscrita o impresa en ningún pliego suelto ni cancionero de los siglos XVI y XVII, pero tenemos varios indicios de que debía de ser bien conocido en aquella época. Así, en la “Ensalada de muchos romances viejos”, un “popurrí” de romances impreso hacia 1560 que se conserva en la Universidad de Praga, se incluye un breve fragmento casi idéntico al verso 17 de nuestra versión asturiana: “¿Qué me distes, Moriana, / qué me distes en el vino?”.
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coronita plisss
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Este romance pertenece al grupo de los novelescos, sin fuente conocida, o atribuida al propio juglar. Se refiere a la venganza que toma Moriana en la persona de su ex amante Alonso, luego de que este le participa que va a casarse con otra e incluso la invita a ella a la boda.
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