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En 1943 creó una de las imágenes más emblemáticas del modernismo latinoamericano: un mapa invertido de América del Sur. Puso el continente patas arriba, reivindicando el Sur como Norte, toda una declaración de intenciones
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Hijo de María García Pérez y Joaquín Torres Fradera.1 Su padre era catalán, originario de Mataró y criado en una familia de cordeleros náuticos. Su madre era uruguaya, hija del carpintero José María García, (un colono español de las Islas Canarias) y de Misia Rufina Pérez, una mestiza (o una criolla aristócrata).23
Debido a dificultades financieras Joaquín Torres Fradera decidió trasladarse con su familia en 1891 de vuelta a Mataró, Cataluña y luego a Barcelona. Allí, Torres García tomó lecciones de pintura con Josep Vinardell. Su primer óleo lo realizó en 1891 en Mataró, cuando tenía 17 años.
Ingresó en la Escuela Oficial de Bellas Artes de Barcelona en 1894 y también asistió a la Academia Baixàs. En una sala de exposiciones del periódico La Vanguardia pudo exhibir sus obras tres años más tarde, como asimismo participar de una exposición colectiva como socio del Círculo Artístico de San Lucas al que había ingresado poco antes. Barcelona fue un lugar de gran inspiración e influencias. Trabó amistad con importantes pintores y escultores de la época, como Manuel Hugué, Ramón Pichot, Oleguer y Sebastià Junyent, Joaquim Sunyer, Joan y Juli González, Planella y Pablo Picasso, sino también con músicos como Antoni Ribera. 4
En Barcelona conoció a Antonio Gaudí y participó del movimiento noucentista catalán. En conjunto con él, diseñó los vitrales de la catedral española de Palma de Mallorca, como asimismo parte de los de la Sagrada Familia en Barcelona.5
En este período publicó varios trabajos como dibujante, bajo el seudónimo de Quim Torras, en distintos periódicos: La Vanguardia, Iris, La Saeta y Barcelona cómica.4
En 1904 realizó con Iu Pascual una exposición en el Círculo Artístico de Sant Lluc. Ese mismo año comenzó a escribir sobre arte, cosa que haría durante toda su vida, con un artículo en la revista Universitat catalana.
Por medio del escritor Roberto Payró, recibió en 1910 el encargo, de pintar dos murales, La Agricultura y La Ganadería para el pabellón uruguayo de la Exposición Universal. Expuso en el Fayans Català cincuenta obras.6
Los años siguientes fueron dedicados a mostrar sus obras. En 1911 participó en la exposición Internacional de Arte de Barcelona con La Filosofía presentada por Palas en el Parnaso como Décima musa. «Se trata de una escena sobria, contenida, de gran pureza formal por su marcado geometrismo y regularidad, sin el dinamismo ni la expresividad que hemos visto en el simbolismo del que intenta alejarse».7 y en 1912 expuso pinturas y dibujos en Galerías Dalmau. El texto del catálogo fue de Eugenio D'Ors y la crítica en la publicidad de Romà Jori.
Su primer libro, Notes sobre art, lo publicó en 1913 en catalán.8
A través de, entre otros, Eugenio d’Ors había conocido en junio de 1911 a Enric Prat de la Riba, presidente de la Diputación de Barcelona, quien le realizó diversos encargos, el más destacado fue el de los frescos del Salón de Sant Jordi en el Palacio de la Generalidad de Cataluña en los que Torres García trabajó entre 1913 y 1914.9 Sin embargo, estos frescos recibieron tan fuertes críticas por parte de la prensa de su tiempo que las autoridades catalanas decidieron suspender el encargo hecho a Torres García, ordenando que interrumpiera su obra, y cubrieron finalmente sus murales con otras pinturas.5
Tras estos hechos estresantes y desagradables, Torres García abandonó la ciudad de Barcelona y se trasladó a las afueras, a unos 20 kilómetros, a la localidad de Tarrasa, donde construyó una casa que diseñó, decoró él mismo con murales y denominó Mon Repòs («mi descanso»). La vida reposada no duró mucho, puesto que solo cinco años más tarde, totalmente endeudado y en situación financiera crítica se vio obligado a vender la casa.5 Esa propiedad cambió varias veces de dueño, estuvo por muchos períodos abandonada y en el contexto de una remodelación, el edificio colapsó en 2007, quedando solo la fachada principal. Algunas de las pinturas que adornaban las paredes se salvaron porque habían sido rescatadas catorce años antes por una caja de ahorros local.5 El ayuntamento ordenó la reconstrucción según el plano y diseño original en 2014.10
Junto al pintor español Rafael Sala expuso en 1917 nuevamente las Galerías Dalmau de Barcelona. Ese mismo año publicó Art Evolució, en Un Enemic del Poble, No. 8 de noviembre de 1917.11
espero te sirva