• Asignatura: Religión
  • Autor: rosss54
  • hace 3 años

¿Porqué se relaciona la dignidad humana a estar hechos a "imagen y semejanza de Dios" ?

Respuestas

Respuesta dada por: frtrul19
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Respuesta:

Porque todo desprecio o atentado contra Dios es, o puede considerarse una blasfemia y un pecado. Atentar contra su imagen es lo mismo. Si estamos hechos a su imagen y semejanza, un atentado contra una persona es, por consiguiente, una blasfemia y una indignidad.

Explicación:

Respuesta dada por: candelariatorresn
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Es esta una visión del hombre que lleva en sí los graves peligros, porque, basada en un biologísmo frío, indica, en cierto sentido, "una regresión para el hombre, porque pasa de una especie de plenitud de existencia a un estado que es nada más que un mecanismo, un objeto. Pero esta cosificación de la persona humana no está solo en el ámbito científico, es una de las características del deterioro de la sociedad industrializada y secularizada –donde frecuentemente el hombre termina siendo considerado nada más que un diente del engranaje del mecanismo de producción-consumo. Es necesario, entonces, más que nunca hoy, un profundo cambio radical cultural, "capaz de sacar a nuestra sociedad del materialismo y del subjetivismo y llevarla a descubrir la verdad del hombre y de la vida", es necesario, un concepto de la persona, que comprenda al hombre en todas sus dimensiones. Y esto urge, sobretodo, porque en el ámbito de la medicina, no obstante que desde hace años empezaron a surgir tendencias de giro, que indican un cierto malestar, una exigencia, casi una nostalgia de una medicina hecha a medida del hombre, que considere a la persona en su unidad psico-físico y espiritual, la necesidad de recuperar el concepto unitario del hombre.

Por ello una parte importante y central de la experiencia humana si coloca fuera de la ciencia misma. El hombre, de hecho, posee atributos espirituales, morales e inmorales, que no son solamente el resultado de la evolución. En ella existe una descripción del hombre, escultora, diría casi descarnada, pero que puede hacer intuir toda la grandeza y la predilección de Dios por esta, su creatura. Según su naturaleza la reviste de fuerza, y la forma a su imagen.

El insufla en cada ser viviente el temor al hombre, porque el hombre domina a las bestias y los pájaros. Discernimiento, lengua, ojos, orejas y corazón le entrega para su razonamiento. Puso la mirada en sus corazones para mostrarles la grandeza de su obra. Por otro lado puso delante de ellos la ciencia y le dio en herencia la ley de la vida.

Y sus ojos contemplaron la grandeza de su gloria, y sus oídos sintieron su voz magnífica.

En el ser humano la vida física y corpórea es un valor fundamental, sobre la cual se fusionan y se expresan los valores de la persona, aquellos representados por el hombre en su integridad y en su significado ontológico y trascendente. Y es el valor de una realidad trascendente aquello que da sentido y finalidad a la existencia humana.

De hecho, "Si el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, su persona, como con la naturaleza, lleva el reflejo de aquello que en Dios, existe". Y, porque Aquel que la creó "a su imagen y semejanza" es Uno y Trino, el hombre lleva impresa en su ser, la análoga realidad trinitaria, que manifiesta también en la pluralidad de los elementos que la componen y en la armonía de la unidad del todo.

La vocación del hombre

Es el hombre la única creatura que Dios ha deseado para sí mismo, capaz de estar en comunión con El, en una relación directa y personal. Y esta relación no es una cosa que se añade al hombre sino que es sobretodo, constitutivo del ser hombre. Nosotros somos concientes como el mundo hoy tiene necesidad de redescubrir el significado profundo del designio creador de Dios, el cual ha querido confiar al hombre y a la mujer la tarea de llenar la tierra y de ser señores , prolongando y llevando, en cierto modo, a cumplir su obra creadora. Si hoy, de hecho, no se propone como centro al hombre, sin olvidar que el hombre es llamado a una verdad absoluta, existe el riesgo de caer en la arbitrariedad y la instrumentalización tecnisista, en el subjetivismo y en el relativismo, con el peligro de refutar y negar cada verdad objetiva, y en consecuencia, no reconocer también la verdad que resguarda al hombre mismo.

Existe el peligro, hoy, que la persona humana no sea considerada para aquello que está en grado de ser en relación con los demás o en cuanto es capaz de dar, de producir. El hombre, entonces, no vale más por aquello que es sino por lo que tiene. Y esto es un peligro grave para toda la humanidad. De hecho, fuera de su hacer, de su producir o de su aparecer, no existiría más la persona, con repercusiones, como podemos imaginar, en la discapacidad, y sobretodo, en las fases iniciales y finales de la vida.

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