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En el año de 1949, posterior al establecimiento de la Organización de la Naciones Unidas, la Liga de las Naciones pertenecientes a la Cruz Roja debatía acerca de la implementación de tareas específicas de protección civil. Emitió una convocatoria con la finalidad de buscar una imagen que permitiera la identificación y el reconocimiento de la protección civil a nivel mundial.
En muchos países se atendió esta convocatoria; la respuesta de Israel, entonces un Estado de nueva creación, fue la elegida. Esta proposición mostraba una estrella de David de color azul, centrada en un círculo anaranjado, el cual a su vez se ubicaba dentro de un cuadrado amarillo.
Con base en los antiguos pensadores que observaban los desplazamientos de los planetas, las estrellas y el universo en general, la figura circular significa movimiento y acción. El color anaranjado provoca aceleración metabólica, además de tener la virtud de proporcionar visibilidad a quien lo porta, aún cuando la iluminación sea escasa, hechos que favorecen las actividades durante un desastre.
La Estrella de David se modificó, ya que sólo representaba a un pueblo, y lo más importante, a una religión, cosa que Protección Civil no puede admitir por ser imparcial. Por esta razón es modificada, dejando sólo el triángulo superior y se conservaron los colores propuestos originalmente.
La forma del cuadrado se vincula con el término estabilidad, el color amarillo se relaciona directamente como una señal de alerta, que indica la posibilidad de peligro inminente. Se podría ejemplificar con la luz ámbar de los semáforos conocidos mundialmente, la cual nos advierte de un estado de continuidad (verde), es posible pasar a uno de alerta (ámbar) y estar preparados para un estado de peligro (rojo). A este color generalmente se le desecha pero quizá sea el de mayor significado, por el estado anímico de alertamiento que significa; resulta vital para que subconscientemente la población esté en condiciones de enfrentar una emergencia con mayor oportunidad.
La presentación definitiva de este símbolo encuentra su marco jurídico y de sustento en los protocolos adicionales a los convenios Ginebra del 12 de agosto de 1949, cuyo texto oficial se aprobó esa fecha por la Conferencia Diplomática relativa a la reafirmación y del desarrollo del derecho internacional humanitario.
El 10 de junio de 1977, los representantes de los Estados participantes en la conferencia Diplomática firmaron este instrumento jurídico para autenticarlo. Le anexaron el texto de los dos protocolos adicionales elaborados durante los cuatro períodos de sesiones de la conferencia celebrados entre 1974 y 1977. Lo relativo a este signo distintivo internacional de protección civil se inscribe en el artículo 66 del primer protocolo.
Básicamente, estos protocolos definen a la protección civil como: El conjunto de tareas humanitarias destinadas a proteger a la población civil contra el peligro de las hostilidades y de las catástrofes, ayudándola a recuperarse de los efectos inmediatos, así como a facilitar las condiciones necesarias para su supervivencia (Protocolo 1 capítulo VI).
De lo anterior se deduce que la protección civil, como tal, se origina en las necesidades de procuración de seguridad a la población, sobre todo en países ocupados como consecuencia de conflictos bélicos.
Lo importante para los efectos que nos ocupa es que ya se prevé la protección de la población ante las catástrofes en general.
Existe un segundo antecedente: la Organización Internacional de Protección Civil (OIPC); a su vez, a ésta le preceden la Asociación de Localidades de Ginebra, creada en 1931. Durante 1958 se estableció como la “Organización Internacional de Protección Civil, Organización no Gubernamental”. En 1966 se instituyó como organización intergubernamental; su vigencia se inició el 1° de marzo de 1972, después de la ratificación por parte de 18 Estados miembros originales de la OIPC.
Según sus principios de creación, esta organización refleja una manera de reconocer que la magnitud y la trascendencia de las consecuencias de las catástrofes: “no se limitaba a los conflictos armados: que estos son cada vez más numerosos y que frecuentemente exceden los medios de lucha de un estado considerado aisladamente. Habida cuenta que las catástrofes no respetan los límites geográficos nacionales, la solidaridad y la colaboración entre las naciones se convirtieron en condiciones imprescindibles para prevención y lucha contra las catástrofes y para la adecuada limitación de sus consecuencias”.
Superadas las diferencias de criterio, una vez que se aprobó la imagen simplificada (triángulo parado dentro del círculo), la razón primordial del resultado del concurso fue el significado de los colores.
Es de conocimiento general que los colores y las figuras provocan sensaciones en los seres vivos; a su vez, la percepción cromática y sus efectos varían según las condiciones lumínicas de intensidad y angularidad de incidencia.