Yo ya no sé qué pensar de
las relaciones de pareja,
porque al principio todo es
amor; pero, con el tiempo,
y sobre todo al final, parece que solo hay desamor.
Valeria y yo llevamos dos
años juntos. Cuando nos
enamoramos nos dedicamos a dar y recibir afecto,
compañía y comprensión. A pesar de nuestras diferencias nos entendíamos muy bien: mi estilo es
más bien vulgar; el de ella, refinado. Eso se notaba
en nuestras preferencias en las compras: a mí me
gustan las cosas baratas; a ella, las caras, o sea, que
mientras yo me desvivo por las promociones, Valeria es una compradora compulsiva de "cosas de
marca". Para mí, lo barato es bonito y bueno, para
ella es sinónimo de feo y malo. Y claro, a veces mis
cosas se dañan rápido y entonces ella lo usa para
mostrarme que su punto de vista es muy inteligente y el mío, muy tonto; que ella actúa con astucia y
yo con ingenuidad. Nuestras primeras discusiones
empezaron con ese tema, y luego no hemos sido
capaces de parar, y esta relación que parecía un
pedacito de cielo, se nos ha convertido en una ventana al infierno. Lo que a mí me hace feliz, a ella la
pone triste. Por ejemplo, a mí me parece agradable
caminar bajo la lluvia, despobladas, con el agua
cantando una melodía en mi sombrilla y aunque al
comienzo me acompañaba, pronto descubrí que la
experiencia era desagradable para ella. Odia mojarse, sobre todo cuando recién se ha cepillado el
cabello, y le gusta caminar entre la gente, cuanto
más pobladas estén las calles, mejor. Ella cree que
mis gustos son irracionales, porque son distintos a
los de la mayoría; y los suyos, racionales, porque
los comparte mucha gente. Y yo pienso que puede
ser racional, pero resulta aburrido preferir lo común a lo raro o extraordinario, lo simple a lo complejo. Ella dice que lo que pasa es que a mí me gusta el camino difícil en lugar del fácil. Puede tener
algo de razón, me gusta ser diferente, en lugar de
igual a todo el mundo. Yo creo que el mundo es de
los valientes, de los que se arriesgan a vivir cosas
nuevas cada día, no de los cobardes que prefieren
morir a que los tachen de anormales. El caso es que
hemos descubierto que somos como el día y la
noche. Nos hemos dedicado a cobrar y pagar las
ofensas que nos hacemos cuando nos criticamos.
Yo a veces me quiero rendir pero ella siempre prefiere resistir, es que ni en eso estamos de acuerdo.
Pero debo reconocer que lo único que no podemos
negar es que a pesar de todo ¡nos queremos mucho! y puedo hasta admitir que el loco soy yo.
Sandra Naranjo Pineda
RESPONDE:
a. ¿Qué piensas de las relaciones de pareja?
b. ¿Crees que es mejor ser parecidos en gustos y preferencias o es mejor ser diferentes?
Respuestas
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Explicación:
1 no se nunca he vivido eso pero se me hace lindo convivir con la pareja
2 es mejor ser diferentes
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