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Respuesta:Asi los elegian
En un principio no quedaba muy claro lo que era un emperador. Se trataba de una investidura un poco ambigua, que aparentemente reunía los poderes del gobierno de facto, como un rey, pero que les permitía a los senadores hacer lo suyo, al pueblo ser complacido de vez en cuando, y al ejército pagarle bien. Por ello, daba más la imagen de un servidor público, “el primero entre sus iguales”, el que llevaba la batuta de la administración. Pero al paso de los años eso cambió drásticamente.
El cargo no se “heredaba” porque a los romanos eso les olía mucho a monarquía, y tal cosa les molestaba profundamente. Para guardar las formas, el emperador elegía a su sucesor, entre los “más capaces” de sucederle. Por supuesto, no pocas veces ese “más capaz” era su propio hijo, que heredaba por elección y no por sangre.
Las familias más poderosas comenzaron a percibir esa tendencia y para intentar garantizar una sucesión no dinástica exitosa, terminaban eliminando a los vástagos del emperador fallecido y todo aquel que pudiese aspirar a heredar. Sin embargo, esto también traía consigo otro problema: sin ningún heredero viable, cualquier tipo con suficiente poder (o sea, con una legión a su cargo) era capaz de apropiarse del puesto, y se armaba la guerra civil.
La mayoría de las veces, la última voluntad del fallecido terminaba respetándose, más si el elegido por éste era un tipo popular en el senado, en el ejército o en el pueblo. En otras ocasiones, aunque hubiese sido directamente elegido tenía que quitarse a algunos enemigos del camino que buscaban usurpar el poder por alguna razón.
El emperador Diocleciano llegó a soñar (bueno, y a implementar a medias) una tetrarquía, en la cual se garantizaban las sucesiones pacíficas. Había dos emperadores (augustos), y dos sub-emperadores (césares). Los primeros abdicaban tras 20 años, y sus subalternos los reemplazaban pacificamente al tiempo que éstos elegían a los nuevos herederos. Pero esto no funcionó. El único que terminó respetando ese acuerdo de abdicar y heredar fue él mismo. Todo lo demás fue un desastre, los restantes se mataron entre sí, quedó uno vivo gobernando todo y no volvió a hablarse más de implementar otra tetrarquía.
Por último, en épocas turbulentas también salían elegidos como emperadores los generales de las legiones. Llegó a haber un tiempo en el cual los soldados ya no confiaban en los emperadores de origen civil, pues los consideraban ajenos a los problemas reales del imperio, débiles y frecuentemente dispensables. También notaron que nadie, ningún senador, les podía impedir elegir a su hombre de confianza, pues ellos tenían la fuerza necesaria para defender dicha imposición. Lo malo aquí es que a todas las legiones acantonadas en todas las provincias se les ocurría la misma idea al mismo tiempo. Así que cuando moría un emperador, coronaban a cinco a la vez en distintos puntos geográficos. Y todos a matarse entre sí defendiendo cada cual al suyo, para que sólo quedara uno victorioso (aunque se dieron casos de legiones que desbandaron dejando solo a su emperador elegido, pasándose a la facción contraria, o de plano lo asesinaban antes de que corrieran los ríos de sangre innecesarios).