Respuestas
Respuesta:
consecuencia, en las repúblicas con varios partidos políticos, la figura del presidente representaría los intereses de una parte muy reducida de la población y puede degenerar en disputas serias en las que se empujan entre sí para acabar obteniendo ventajas políticas.
Puede considerarse de dudosa legitimidad que el cargo de jefe de estado venga por herencia. Pero el apellido en forma de dinastía no solo lo tenemos en las monarquías, en Estados Unidos familias como los Bush o los Clinton han estado en la primera línea política al paso de los años. Incluso, el diseño del sistema electoral puede suponer que el partido con más votos no sea necesariamente el que termine gobernando u obtenga mayor representación.
Más allá de la institución, desde el punto de vista del monarca, en ciertos países cuentan con ventajas fiscales. En las repúblicas las desgravaciones fiscales son limitadas y los beneficiarios de las monarquías de Suecia y España tampoco tienen privilegios fiscales.
Sin embargo, tales beneficios fiscales existen en Bélgica, Noruega, Holanda, Luxemburgo y Dinamarca. Algunos miembros de la familia real británica están exentos de impuestos, aunque han renunciado voluntariamente a estos privilegios.
Si hablamos puramente de las asignaciones, en las repúblicas se hace una asignación solo al Presidente. Encontramos que en Holanda, el sistema se limita al monarca reinante y al príncipe heredero, con la posibilidad de asignaciones al antiguo monarca y a su cónyuge. En esa línea y, en cierta medida, comparten sistemas con Noruega y en Luxemburgo. Se reserva una suma global para la familia real tanto en Suecia como en España. Bélgica y Dinamarca utilizan un sistema de asignaciones más generoso y amplio porque todos los hijos del jefe de estado tienen derecho a una asignación.
La complejidad de la comparativa de costes
En Europa, las monarquías más caras las podemos encontrar en Noruega, Holanda y el Reino Unido con un coste alrededor de 40 millones de euros. El resto de monarquías -Suecia, Dinamarca, Bélgica, Luxemburgo y España- soportan costes inferiores a los 15 millones de euros.
Las Repúblicas cuentan con presupuestos más generosos. Alemania sufraga un coste de 25 millones que podría estar en la medida de las monarquías europeas, pero Francia e Italia disparan la media con costes vinculados de 228 y 113 millones de euros.
Esos presupuestos están diseñados para afrontar las retribuciones, cuotas y prestaciones sociales del personal, gastos de funcionamiento, gastos de protocolo y de representación.
A pesar de todo, cometeríamos un grave error si comparamos los costes oficiales del sistema de República en Francia (113 millones de euros) frente a la monarquía española (8 millones). Y es que existen notables dificultades para comparar los costes entre los sistemas vinculados a una monarquía frente a aquellos que se encuentran bajo el mandato de una república, debido esencialmente a la transparencia de los costes. En este caso, los costes imputados a las monarquías tienden a ser menos transparentes que en las repúblicas por lo que se desconocen plenamente los costes vinculados.