al que me encuentre el mito. de la creación desana de Gerardo. reichel dolmatoff
Respuestas
Respuesta:
esto fue lo que encontre
Explicación:El sol creó el universo. Se llama Padre Sol porque es el padre de todos los desana. El Sol creó el universo con el poder de su luz amarilla y le dio vida y estabilidad. Desde su morada, bañada de reflejos amarillos, el Sol hizo la Tierra, con sus selvas y ríos, sus animales y plantas. El Sol pensó muy bien su creación, pues le quedó perfecta.
Nuestro mundo tiene forma de un gran disco, un inmenso plato hondo. Es el mundo de los hombres y los animales, el mundo de la vida. El color amarillo es el color del poder del Sol y el color de su morada. La morada de los hombres y los animales, en cambio, es de color rojo, que es el color de la fecundidad y la sangre de los seres vivientes. Debajo de nuestra Tierra yace otro mundo, que es el Paraíso. Su color es verde y allá van las almas de los muertos que han sido buenos desana durante toda su vida. La parte oscura de nuestra Tierra se encuentra en el occidente, donde se oculta el Sol. Es el lado de la noche, la parte mala.
El Sol creó primero a los animales y las plantas, y después creó a la gente. Cuando decidió poblar la tierra hizo un hombre de cada tribu del Vaupés. Hizo un desana y un piratapuya, un uanano, un tuyuca y otros más, de cada tribu uno. Entonces, para enviar la gente a la tierra, el Sol se sirvió de un personaje que vivía en un gran lago del oriente. Para poblar la Tierra, este personaje se embarcó en una gran canoa.
Era una canoa viva, una gran culebra que nadaba por el fondo de las aguas. La piel de esta canoa culebra estaba pintada de amarillo con rayas y rombos negros. En su interior, que era rojo, venía la gente que el Sol había creado. (…) Fue un viaje muy largo porque la canoa-culebra estaba subiendo los ríos para que el personaje que había designado el Sol estableciera a las personas en las cabeceras. Así seguían por largo tiempo y la gente ya estaba cansada.
En este entonces aún no se conocía la noche y así viajaron con luz, siempre la luz amarilla del Sol. Cuando los primeros hombres se embarcaron, el Sol le dio a cada uno alguna cosa, algún objeto,
para que lo llevara con mucho cuidado. A uno de ellos le había dado una pequeña bolsa negra, bien amarrada. Como el viaje era tan largo, el hombre abrió la bolsa para ver qué había en el interior. De pronto, de la bolsa salió una multitud de hormigas negras. Eran tantas que taparon la luz y todo se oscureció. Así apareció la primera noche. Las hormigas se multiplicaron y los hombres trataban de invocarlas para que volvieran a la bolsa, pero todavía no conocían las invocaciones. El Sol vino golpeó la bolsa con una varita, entonces las hormigas volvieron a entrar en la bolsa. Una vez estuvieron dentro, volvió la luz, pero desde entonces también existe la noche.
Seguían viajando en la canoa-culebra, pero al llegar a Ipanoré, sobre el río Vaupés, tropezaron con una gran roca que yacía en la orilla. Las personas, creyendo que ya habían llegado a su destino comenzaron a salir por un hueco en la punta de la canoa. Además, están cansadas. El personaje que el Sol había escogido para poblar la Tierra no quería que desembarcaran, pues debía llevarlos a las cabeceras de los ríos. Entonces tapó el hueco con el pie, pero la gente ya había salido, ya había salido de la Canoa-culebra e iba dispersándose por ríos y montes. Así que el poblador de la Tierra le dio a cada hombre los objetos que había traído del lago del oriente. Estos objetos iban a indicar las futuras actividades de cada tribu. Al desana le dio arco y flecha; al tukano, al pira-tapuya, al waiyára y al neéroa, les dio la cerbatana y un canasto; al cubeo, una máscara de tela de corteza. Fijó los lugares donde cada tribu debía establecerse, pero cuando iba a indicar al desana su futuro hogar, este ya se había ido a buscar refugio en las cabeceras de los ríos. El poblador se embarcó de nuevo en su canoa-culebra y regresó al lago del oriente.