transforma este texto en un guión de teatro adaptado
Era una preciosa mañana de verano en el
estanque. Todos los animales que allí vivían
se sentían felices bajo el cálido sol, en
especial una pata que de un momento a otro,
esperaba que sus patitos vinieran al mundo.
– ¡Hace un día maravilloso! – pensaba la pata
mientras reposaba sobre los huevos para
darles calor – Sería ideal que hoy nacieran mis
hijitos. Estoy deseando verlos porque seguro
que serán los más bonitos del mundo.
Y parece que se cumplieron sus deseos,
porque a media tarde, cuando todo el campo
estaba en silencio, se oyeron unos crujidos
que despertaron a la futura madre.
¡Sí, había llegado la hora! Los cascarones
comenzaron a romperse y muy despacio,fueron asomando una a una las cabecitas de
los pollitos.
– ¡Pero qué preciosos sois, hijos míos! –
exclamó la orgullosa madre – Así de lindos os
había imaginado.
Sólo faltaba un pollito por salir. Se ve que no
era tan hábil y le costaba romper el cascarón
con su pequeño pico. Al final también él
consiguió estirar el cuello y asomar su enorme
cabeza fuera del cascarón.
– ¡Mami, mami! – dijo el extraño pollito con voz
chillona.
¡La pata, cuando le vio, se quedó espantada!
No era un patito amarillo y regordete como los
demás, sino un pato grande, gordo y negro
que no se parecía nada a sus hermanos.
– ¿Mami?… ¡Tú no puedes ser mi hijo! ¿De
dónde habrá salido una cosa tan fea? – le
increpó – ¡Vete de aquí, impostor!
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Briana mes la bff uv ah Oxxo en
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