• Asignatura: Castellano
  • Autor: lesbiachamaleperez
  • hace 3 años

Cuentos cortos que ablen de investigacióncuentos cortos que hablen de investigación ​

Respuestas

Respuesta dada por: luisjosematertino
1

Respuesta:

había una vez un pequeño zoo en el que vivían un mono, un tigre, un cocodrilo, un caballo, una jirafa y un elefante.

Todos los animales estaban muy felices en aquel pequeño zoo, que era como una gran plaza y, alrededor de ella, estaban colocados los animales. Así todos se veían y podían charlar cuando no había nadie.

Un día, el mono notó al elefante algo triste.

-Amigo elefante, ¿qué te pasa? ¿Por qué estás tan triste? -preguntó el mono.

-Porque estoy gordo y no sé qué ha pasado -dijo el elefante-. Yo antes estaba más delgado.

-También eras más pequeño -dijo el tigre al escuchar hablar al elefante-. Aún recuerdo el día que llegaste. Eras tan pequeño… y tan apetitoso…

El elefante se quedó pensando un rato y luego dijo.

-También recuerdo yo el día que llegó el caballo. Era mucho más pequeño, pero él sigue siendo hermoso y esbelto. Yo, en cambio, tengo las patas gordas, la cabeza gorda y la tripa gorda.

El cocodrilo decidió intervenir.

-Deberías hacer ejercicio y comer menos, amigo elefante -dijo el cocodrilo-. Eso le oí decir el otro día a unos que estaban de visita por aquí.

El elefante decidió probar con el consejo del cocodrilo y empezó a hacer ejercicio y a comer un poco menos. Pero pasaban los días y el elefante no adelgazaba.

La jirafa, que hasta entonces no había dicho nada, le dijo al elefante:

-Esto es todo un misterio, amigo elefante. No entiendo cómo es posible que con todo el ejercicio que haces y lo mucho que has moderado tu dieta no consigas adelgazar.

Los animales se pusieron de acuerdo para escuchar a los visitantes a ver si conseguían más información sobre lo que hay que hacer para adelgazar. Al fin y al cabo, era un tema bastante popular del que habían oído hablar mucho pero al que no prestaban mucha atención.

Mientras tanto, el elefante seguía haciendo ejercicio y comiendo poco. Pero pasaron los días y los animales no llegaron a ninguna conclusión.

Un día, mientras el elefante estaba corriendo como un loco, trajeron a un nuevo vecino: un hipopótamo.

El elefante se paró en seco y, tras saludar al hipopótamo, le dijo:

-Tú sí que estás gordo.

El hipopótamo, que le había visto correr, le dijo:

-¿Por eso corres tanto? ¿Para adelgazar?

-El misterio del elefante gordoSí. Llevamos días intentando resolver el misterio de por qué no adelgazo con el ejercicio y la dieta. Ahora que estás tú aquí podremos avanzar más en nuestras investigaciones. Podemos intentar adelgazar juntos.

-No hay ningún misterio, elefante -dijo el hipopótamo-. Ni tú ni yo estamos gordos, simplemente somos así.

Todos los animales del zoo se quedaron muy sorprendidos con la respuesta.

-¿Eso significa que no podré estar tan delgado como el caballo? -preguntó el elefante.

-Efectivamente -dijo el hipopótamo-. Tampoco podrás ser nunca tan ágil como el mono, ni tan escurridizo como el cocodrilo, ni tan alto como la jirafa, ni tan rápido como el tigre.

-Pues tienes razón -dijo el elefante-. Misterio resuelto.

El elefante siguió haciendo ejercicio porque le sentaba muy bien, pero ya no se preocupó más por su aspecto. Al fin y al cabo él era así....

Wilmer era un famoso astronauta que se había aventurado a viajar adonde ninguna otra persona había llegado jamás. Aun sabiendo los riesgos que corría, Wilmer se había acercado peligrosamente a planetas en los que la vida era imposible y había explorado personalmente todos aquellos en los que pudo posar sus pies.

En sus innumerables viajes, Wilmer había hecho grandes descubrimientos y había tenido la oportunidad de contemplar maravillas inimaginables y de experimentar sensaciones únicas.

Pero con el tiempo Wilmer se hizo mayor y, aunque se cuidaba mucho, llegó un momento en el que tuvo que dejar de explorar el espacio porque ya no era seguro para él.

-¿Te vas a rendir? -le decían algunos conocidos.

-No me rindo -contestaba Wilmer-. Simplemente me he dado cuenta de que ha llegado el momento de parar.

-Tienes miedo, seguro -le respondían-. Deberías seguir hasta el final.

Pero Wilmer sentía que podía aportar mucho más si se quedaba en tierra. El astronauta recibió muchas ofertas para trabajar como profesor universitario o para participar en algún programa de investigación. Pero ninguna de esas cosas le llamaban la atención. Le ofrecían mucho dinero, pero Wilmer no lo necesitaba, porque ya había ganado más de lo que podría gastar.

Lo que hizo Wilmer fue dedicarse a contar sus historias a los niños. En sus largos viajes por el espacio, Wilmer había puesto por escrito todas sus aventuras y descubrimientos. Pero en vez de escribirlas en forma de diario o de informe, el astronauta había narrado todo en forma de cuento.

Explicación:

espero que te sirva son los cuentos mas cortos de investigacion que me se


lesbiachamaleperez: gracias muy lindos
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