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Eran terrenos artificiales construidos en las riberas del lago Titicaca. Se trataban de montículos de tierra que permitían almacenar y aprovechar mejor el agua en lugares de frecuentes inundaciones a causa de las lluvias. Usaron una serie de técnicas agrícolas en los camellones, entre ellas, el trazado de surcos artificiales para dar protección a las plantas, facilitar el drenaje durante las lluvias, inundaciones, riego, como fuentes de abono y, especialmente, para disminuir el crudo frío nocturno en las alturas, evitando de este modo las heladas.
En tiempos prehispánicos se crearon en las punas las llamadas cochas o lagunas artificiales usadas para cultivar y para dar de beber al ganado. Estas lagunas pueden ser redondas, alargadas o rectangulares, y están compuestas por un gran número de surcos simétricos que recolectan el agua de las lluvias y la conducen entre los camellones de los surcos. El agua no debe empozarse más de un día por temor a podrir los sembríos. En sus bordes crecen pastos consumidos por el ganado que actualmente aprovechan las cochas abandonadas
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La agricultura incaica hace referencia al conjunto de técnicas y saberes utilizados en el territorio del Tahuantinsuyo por los pobladores del Imperio Inca para cultivar la tierra. Al desarrollarse en los Andes una sociedad predominantemente agrícola, los incas supieron al suelo, venciendo las adversidades que el terreno andino y las inclemencias del clima. La adaptación de técnicas agrícolas que ya se empleaban con anterioridad en distintas partes, permitió a los incas organizar la producción de diversos productos, tanto de la costa, sierra y selva, para poder redistribuirlos a pueblos que no tenían acceso a otras regiones. Los logros tecnológicos, alcanzados a nivel agrícola, no hubieran sido posibles sin la fuerza de trabajo que se encontraba a disposición del Inca, así como la red vial que permitía almacenar adecuadamente los recursos ya cosechados y repartirlos por todo su territorio. El desarrollo agrícola inca y las técnicas usadas fueron tan efectivas que muchos expertos consideran que si se reutilizaran hoy en día se solucionarían los problemas de nutrición de la gente de los Andes por muchas décadas.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el aumento de población durante más de cinco siglos y, sobre todo, la transformación de las técnicas agrícolas y la expansión de la tierra agrícola a zonas menos pobladas y llanas, pero más aptas, invalidarían por sí solas la especulación con el uso de técnicas ya obsoletas. No pasa en balde un tiempo tan largo y pensar en volver a las técnicas del pasado no deja de ser una idea romántica pero totalmente impracticable. El abandono de las tierras agrícolas de Machu Picchu, aún en la época indígena, serían la mejor prueba de que la adaptación de la agricultura a técnicas anticuadas no resulta factible ahora. A pesar de lo dicho anteriormente, existen otras posturas que cuestionan la creencia de que los métodos de redistribución Inca no funcionarían hoy en día, ya que estas afirmaciones parten de una imposibilidad de re imaginar y reconstruir los principios del Allyu utilizando las tecnologías y los saberes que poseemos en la actualidad. Es decir, responden a un epistemicidio, creyendo que las figuras de organización social, económica y política traídas por los europeos, con todo y sus falencias, son naturales e imposibles de erradicar.
Explicación: espero q te sirva