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Cuentan las viejas leyendas que en un país muy lejano habitaban un zar y una zarina que tuvieron un hijo mudo llamado Iván que, desde muy pequeño, se hizo muy amigo de un mozo de cuadra del palacio que le contaba cuentos.
Y lejos como Iván se marchó y conoció a muchas personas en su viaje a quienes pidió albergue. Entre los personajes, vio a dos ancianas que no le dieron cobijo porque tejían una pieza que, una vez acabada, se llevaría sus vidas. Y también dos hombres, Vertudub, que moriría al terminar de arrancar unos robles, y Vertogez, que acabaría con su vida al voltear unas montañas.
Iván quedó desconsolado y llegó al palacio de la hermana del Sol, donde fue acogido con amabilidad y tratado como a un hijo. Pero el niño lloraba y no era feliz, ya que echaba de menos su hogar. Finalmente, la hermana del Sol le dejó marcharse a su hogar, y le agasajó con un peine, un cepillo y dos manzanas mágicas que harían rejuvenecer a quien las comiese.
El camino de vuelta
Iván volvió por el mismo camino a su hogar y se reencontró con las personas que no le habían dado albergue. Primero vio a Vertogez, al que solo le quedaba una montaña que voltear. Así que el joven lanzó el cepillo al suelo, logrando que nuevas montañas aparecieran. El hombre se alegró y siguió su trabajo.
Poco después coincidió con Vertodub, al que solo le quedaban tres árboles por arrancar antes de morir. El chico lanzó el peine al suelo y permitió que nacieran grandes bosques, por lo que el hombre no tuvo que perecer, pues tenía trabajo que hacer.
Finalmente, Iván se encontró que las dos ancianas a las que regaló las manzanas rejuvenecedoras. Tras comerlas, se transformaron en lozanas jóvenes que, en compensación, regalaron al chico un pañuelo capaz de crear un lago al sacudirse
Y así, Iván volvió a su hogar. Su hermana lo recibió con cariño y le pidió que tocara el arpa mientras le preparaba comida. Sin embargo, en realidad la bruja se afilaba los dientes para devorarlo. Avisado por un ratón -que sustituyó en el arpa a Iván para que el joven huyera-, el chico corrió, pero no a la velocidad suficiente porque la bruja le fue ganando distancia. Así pues, sacudió el pañuelo para crear un lago y retrasarla