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Nombre y finalidad
Para saber de qué trata un reglamento, lo primero que hay que hacer es leer su nombre. Generalmente, en el nombre se suele indicar la información más importante relativa a la temática sobre la cual esta normativa regulará.
Si se trata de un reglamento auxiliar a una ley, lo más probable es que su nombre comience por “Reglamento de la Ley…”.
En cambio, si se trata de un reglamento referido a una institución, lo más lógico es saber que contemplará lo referido a áreas laborales y cosas internas. Sabiendo en qué área se desempeña la institución puede inferirse cuáles son las temáticas a tratar en él.
Preámbulo
Como cualquier normativa legal, es posible que antes de que comience el articulado de los reglamentos, exista una exposición de motivos, un preámbulo y una serie de considerandos que expliquen la finalidad por la cual se redacta el presente reglamento.
Esto es muy esclarecedor si se quiere conocer el origen y el área que pretende abarcar el mismo.
Si se trata de un reglamento de otro tipo, esta composición es difícil que exista. Pero en ocasiones suele incluirse datos de la institución en la que se aplica, o elementos como su visión y misión.
Subdivisión en títulos y capítulos
Siguiendo con la estructura orgánica legal, una buena forma de informarse sobre las áreas en las que tendrá competencia un reglamento es leyendo el índice.
El reglamento está dividido, en primera instancia, en títulos. Esto depende del tamaño, pues existen muchos que no abarcan tanto espacio como para incluir títulos.
Por esa razón, la mayoría de los reglamentos comienzan directamente en los capítulos, los cuales se constituyen como la subdivisión más grande de la normativa.
Los capítulos dan una descripción somera sobre los asuntos que posteriormente tratará más específicamente el articulado. Los reglamentos más pequeños no tienen ningún tipo de subdivisión, y comienzan directamente con los artículos.
Clasificación en artículos
Los artículos son la unidad básica de los reglamentos. Independientemente de cualquier clasificación superior, dentro de los artículos es donde están las normativas legales específicas que establecen la acción de todos los elementos que integran al reglamento.
Cada uno de los artículos tiene una finalidad y narra qué se debe hacer en determinada situación, cómo actuar en algún caso, qué derecho adquiere una persona, cuál es el procedimiento a seguir al presentarse un acontecimiento, entre muchísimos otros supuestos que puede contemplar.
Los artículos son estructuras breves que tienen, como mucho, tres párrafos o que también presentarse a través de una lista de funciones.
Relación con las leyes
Las leyes, en gran parte de los casos, establecen el qué pero no el cómo. Es por eso que se complementan con normativas legales jurídicas como son los reglamentos.
Mientras una ley incorpora un nuevo derecho, el reglamento de esa misma ley establece cuáles son los requisitos para acceder a él.
Por otra parte, si una ley establece una condena, el reglamento se encargará de determinar cuál es el procedimiento a seguir para aplicarla.
Toda esta relación se hace en una forma de complementación, siempre teniendo en cuenta que un reglamento no puede contravenir en ningún momento a la ley por la cual está sujeto, ni mucho menos pretender desvirtuar su propósito.
La aplicación de los mecanismos legales en el reglamento es casi tan importante como el establecimiento de los mecanismos.
Sanciones
Uno de los principales ordenamientos jurídicos que establecen explícitamente cómo se aplicarán las sanciones son los reglamentos.
Esto se debe a que la ley contempla un carácter redaccional de tipo más general, mientras que los reglamentos regulan específicamente en su articulado todos los elementos que se establecen en la ley.
Principalmente, los mecanismos de sanción se encuentran bien descritos en los reglamentos.
También en aquellos referentes a instituciones menores o privadas, donde junto con la normativa específica se establece la sanción respectiva, quién la aplica y el procedimiento a efectuar para eso.
Complementos con otras normativas
Aunque los reglamentos son precisamente normativas complementarias de otras legislaciones a nivel superior, muchas veces se quedan cortas a nivel procedimental.
O también, después de años de ejecución, se desea complementar o hacer un inciso específico sobre el funcionamiento o procedimiento de algo que no fue claro ni preciso.
Por ese motivo, también al reglamento lo pueden complementar con circulares y otros mecanismos.
Esto permite que su aplicación sea lo más nítida posible y que no exista espacio a la libre interpretación por parte de los ciudadanos.