• Asignatura: Historia
  • Autor: fernandaceballos54
  • hace 4 años

Tema: La guerra de trincheras y el uso de armas químicas

¿Qué fue lo que causó el uso de estos gases tóxicos? ​

Respuestas

Respuesta dada por: melissamercado0503
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Respuesta:

Debido a las llamativas lesiones que provocaba, la iperita llegó a considerarse el “rey de los gases”, pero, aunque en algunos casos podía resultar mortal, la mayoría de los afectados estaban en condiciones de regresar a las trincheras tras un período de entre cuatro y ocho semanas. El gas mostaza obligó a los soldados a utilizar uniforme especial y guantes, ya que las máscaras eran insuficientes.

El principio del horror

El uso de agentes químicos durante la Gran Guerra se limitó básicamente a bombonas y proyectiles, aunque se pensó en lanzar bombas desde aeronaves (se sopesó la idea de bombardear el sector de Verdún con zepelines), como reconoció el bando alemán una vez terminada la contienda.

De las muchas que se investigaron, solo se recurrió a una treintena de sustancias que pudieran emplearse como armas, y en general todas las partes justificaron su uso con el argumento de que el enemigo había sido el primero en infringir los acuerdos de La Haya.

Infantería australiana con Small Box Respirators en Ypres, en septiembre de 1917.

Infantería australiana con Small Box Respirators en Ypres, en septiembre de 1917. Dominio público

Tras la guerra se produjo un intenso debate sobre si el uso de este tipo de armas era moralmente aceptable, pero se llegó a la conclusión de que el problema era la guerra en sí, y no la naturaleza de las armas utilizadas. Durante la primera gran conflagración del convulso siglo XX se calcula que los a gentes químicos causaron 1.300.000 bajas, de las que algo más de noventa mil fueron víctimas mortales.

Su concurso no influyó decisivamente en el resultado final de la guerra, pero sí lo hizo en un buen número de batallas. Sin embargo, era solo el principio. Con su desarrollo, este tipo de armamento cobraría una importancia capital en la resolución de numerosas contiendas posteriores.

Ya lo dijo a su manera Fritz Haber, padre de la guerra química, en la ceremonia de entrega del Nobel de Química de 1918, celebrada dos años después: “En ninguna guerra venidera los militares podrán ignorar los gases tóxicos. Son una forma superior de matar”.

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