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la pandemia de la COVID-19 está provocando todo tipo de cambios en la población que implican una transformación profunda y brusca con consecuencias relevantes y, a veces, imprevisibles. Además de suponer una crisis sanitaria y económica, también constituye una crisis en nuestras formas de relacionarnos, comunicarnos, divertirnos, viajar, estudiar, dividirnos las tareas domésticas, en definitiva, en cómo estamos, pensamos y nos comportamos en el día a día. Todo apunta a que, en muchos aspectos, nuestras vidas cambiarán para siempre.
Resulta imprescindible analizar cómo se vive y se siente la pandemia por las personas de a pie, cómo afecta realmente a sus vidas y qué conclusiones sacan de ello. Esta obra no solo va dirigida a quienes quieran comprender el fenómeno de la COVID-19 en España bajo el prisma de las ciencias sociales, sino también a los que encontrarán en sus páginas muchos elementos de sus propias incertidumbres y esperanzas, frustraciones y anhelos, preguntas y proyectos, en el contexto de una experiencia básicamente compartida que ha renovado nuestro interés por saber no solo cómo ha encarado cada cual esta anómala e imprevista situación, sino también cómo eran, son y serán realmente nuestras vidas cotidianas.
El teletrabajo, los niños estudiando en casa y las reuniones virtuales forman parte de la nueva realidad de los argentinos. El avance del COVID-19 y las medidas implementadas para hacerle frente a la pandemia alteraron el desarrollo de la cotidianeidad y los vínculos laborales y familiares. ¿Cuál es la percepción de la población sobre esta nueva normalidad? ¿Qué efectos psicosociales podrían generarse como consecuencia de la pandemia y la vida en cuarentena? Estos fueron los interrogantes planteados por los científicos del Conicet que desarrollaron el estudio Tiara, una investigación que recibe su nombre como un juego de palabras en referencia al coronavirus.
durante las dos primeras semanas de aislamiento el 55% de la población encuestada reportaba una reducción de ingresos en su hogar. La información recabada muestra la desigualdad del impacto económico sobre los diferentes grupos sociales: el 78% de quienes cuentan sólo con cobertura pública de salud sufrió durante aquellos días una reducción de ingresos, frente al 52% de los entrevistados que tienen obra social o prepaga. Las mujeres encabezan la segmentación por género con el 55%, los varones vieron reducidos sus ingresos en un 54% y la población de identidades no binarias en un 52%. Asimismo, la encuesta mostró que en relación al ingreso, los jóvenes fueron los más afectados en la estratificación por edad: El 58% de la población que tiene entre 18 y 29 años manifestó una disminución en sus ingresos en los primeros días de la cuarentena. Las personas con 60 años o más, reportaron una baja en sus ingresos en un 49% de los casos, mientras que quienes se ubican en el segmento etario que va de los 30 a los 59 años lo hizo en un 54%.
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