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La relación de los seres humanos con la naturaleza ha sido quizás el primer tema en aparecer en la historia del arte. Su representación gráfica aparece en el paleolítico, y a lo largo de la historia, de una forma u otra, siempre ha estado presente como un tema preferencial y de referencia de las artes plásticas. La naturaleza también ha sido una fuente de inspiración y de alegría. Y es que los grandes maestros del pasado nos han enseñado a apreciarla desde distintas perspectivas. Hoy día, las cosas han cambiado mucho y lo que nos preocupa en 2016 es la conservación de la naturaleza ante el grave problema que se presenta con su permanente deterioro. Por eso, es frecuente ver a artistas que practican diferentes disciplinas con las que comprometerse y reaccionar cada día ante las noticias que nos llegan sobre el desastre provocado por el cambio climático y el agotamiento de los recursos naturales. Por otra parte, la representación artística de la naturaleza está estrechamente vinculada con la percepción social del mundo natural, al mismo tiempo que los artistas contribuyen a un cambio progresivo en la forma en que nos relacionamos con ella y la visualizamos. Durante las últimas décadas se ha producido una transición en la representación de la naturaleza que en muchos casos es el resultado de la fusión de varias ideas intelectuales, sociológicas, políticas y artísticas. De aquella idealización del pasado sólo queda el recuerdo. La actual generación de artistas se ha centrado en presentarnos como temática recurrente la cada vez más amenazante intervención humana en la naturaleza. Aire, tierra, agua y fuego.Neo 2
Arte y Naturaleza
El arte y la naturaleza siempre han sido conceptos ligados al ser humano
Los hombres del paleolítico representaron la naturaleza como algo simbólico y mágico. Desde un punto de vista clásico el arte siempre ha buscado su imitación. Pero las cosas han cambiado y los artistas contemporáneos recurren a la protesta para denunciar la intervención humana en la naturaleza. La COP21 del arte.
La relación de los seres humanos con la naturaleza ha sido quizás el primer tema en aparecer en la historia del arte. Su representación gráfica aparece en el paleolítico, y a lo largo de la historia, de una forma u otra, siempre ha estado presente como un tema preferencial y de referencia de las artes plásticas. La naturaleza también ha sido una fuente de inspiración y de alegría. Y es que los grandes maestros del pasado nos han enseñado a apreciarla desde distintas perspectivas. Hoy día, las cosas han cambiado mucho y lo que nos preocupa en 2016 es la conservación de la naturaleza ante el grave problema que se presenta con su permanente deterioro. Por eso, es frecuente ver a artistas que practican diferentes disciplinas con las que comprometerse y reaccionar cada día ante las noticias que nos llegan sobre el desastre provocado por el cambio climático y el agotamiento de los recursos naturales. Por otra parte, la representación artística de la naturaleza está estrechamente vinculada con la percepción social del mundo natural, al mismo tiempo que los artistas contribuyen a un cambio progresivo en la forma en que nos relacionamos con ella y la visualizamos. Durante las últimas décadas se ha producido una transición en la representación de la naturaleza que en muchos casos es el resultado de la fusión de varias ideas intelectuales, sociológicas, políticas y artísticas. De aquella idealización del pasado sólo queda el recuerdo. La actual generación de artistas se ha centrado en presentarnos como temática recurrente la cada vez más amenazante intervención humana en la naturaleza. Aire, tierra, agua y fuego.
AIRE. La naturaleza como género está estrechamente relacionada con ideas que vinculamos con lo sublime y pintoresco. La obra de Tomás Saraceno es un ejemplo del resultado de una investigación continua, en la que convergen el arte, la arquitectura, las ciencias naturales y la ingeniería. Sus esculturas flotantes e instalaciones interactivas nos proponen explorar nuevas y sostenibles formas de relacionarnos con la naturaleza que podrían tener lugar en un mundo imaginario, un mundo irreal que se encuentra más allá de la tierra. Una de las obras más representativas de este artista es Flying Green House (2008), una experimentación artística que realizó en Sonsbeek. En este lugar de los Países Bajos, Saraceno tuvo la oportunidad de construir un invernadero flotante hecho con 32 balones transparentes llenos de helio.