• Asignatura: Física
  • Autor: kemelyhoffmann23
  • hace 3 años

el elemento cloro tiende a ganar electrones si lo logra que carga adquiere​

Respuestas

Respuesta dada por: theandisitho
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Respuesta:Hoy seguimos nuestro largo recorrido por la tabla periódica en la serie Conoce tus elementos en la que tratamos de mostrar, al estilo de El Tamiz (“antes simplista que incomprensible”) las propiedades más importantes y curiosas de cada elemento químico, cuándo se descubrió, por qué se llama así, para qué se usa…

En el episodio anterior estudiamos el azufre, el elemento de dieciséis protones. Hoy hablaremos por lo tanto del elemento número 17, uno de los más reactivos y, por lo tanto, de los más útiles y al mismo tiempo peligrosos: el cloro.

Puesto que un átomo de cloro tiene diecisiete protones, si no está ionizado tiene también diecisiete electrones. Si has seguido esta serie desde el principio, no tendrás demasiados problemas para predecir las propiedades generales del cloro: dos electrones ocupan la primera capa, la más cercana al núcleo (ya estudiamos el elemento que tiene esa capa completa, el helio), los siguientes ocho electrones llenan la segunda capa (el elemento correspondiente, con las dos primeras capas completas, era el neón)… pero la tercera capa no puede estar llena.

En esa tercera capa hay lugar para otros ocho electrones, pero de los diecisiete disponibles diez ocupan las primeras dos, de modo que sólo quedan siete en esta capa: habría lugar para uno más. Como hemos mencionado ya en entradas anteriores de la serie, un átomo es estable cuando los niveles energéticos están llenos, de modo que el cloro está muy, muy cerca de ser estable: simplemente un electrón más completaría la tercera capa (dándole la configuración electrónica del argón). Este estar “muy, muy cerca” de ser estable hace del cloro, irónicamente, muy, muy reactivo – su avidez de electrones es enorme.

Sólo hay dos elementos más electronegativos (“hambrientos de electrones”) que el cloro: el flúor y el oxígeno. Al igual que en esos dos casos, la gran avidez de electrones determina muchas de las propiedades del cloro.

En primer lugar, si se expone cloro a cualquier elemento deseoso de perder electrones para ser estable (como, por ejemplo, el sodio), ambos se combinan rápidamente para dar una sal – en este caso NaCl, cloruro de sodio o sal común. Esta propiedad de ser “generadores de sales” de los elementos similares al cloro hace que ese grupo de elementos que están a un solo electrón de ser estables se denominen precisamente halógenos. Y buena parte del cloro con el que tú, querido lector, has estado en contacto a lo largo de tu vida ha sido precisamente el de la sal.

Pero el cloro es un elemento extraordinariamente común en nuestro entorno: es el tercer componente fundamental del agua de los océanos, tras el oxígeno y el hidrógeno; el noveno más abundante en nuestro propio cuerpo, y esencial para la vida, como veremos luego; muy abundante en la propia Tierra, ya que hay multitud de rocas que lo contienen… está por todas partes.

Sin embargo, como sucedía con el flúor, su abundancia no implica que lo hayas visto en forma pura: de hecho, probablemente nunca lo has visto puro en una cantidad apreciable (y, como veremos después, esto es probablemente una buena noticia para ti). Hizo falta esperar, como en tantas otras ocasiones a lo largo de esta serie, a la fiebre de búsqueda de elementos químicos de los siglos XVIII y XIX para que alguien lograse aislar cloro puro.

El responsable en este caso fue el sueco Carl Wilhelm Scheele, que lo logró haciendo reaccionar cloruro de hidrógeno (HCl) con dióxido de manganeso (MnO2). Al producir la reacción química, Scheele observó que se obtenía una sal de manganeso, agua… y algo más:

4 HCl + MnO2 → MnCl2 + 2 H2O + Cl2

Ese “algo más” llamó la atención de Scheele. Como dice él mismo en su Del manganeso y sus propiedades, de 1774 (las notas entre corchetes son mías):

Para comprender esta novedad tomé una retorta que contenía una mezcla de manganeso [realmente MnO2] y acidum salis [el acidum salis, ácido salino o ácido marino es el ácido clorhídrico]. Uní al cuello una vejiga vacía de aire, y puse la retorta sobre arena caliente [mayor temperatura para una mayor velocidad de reacción]. La vejiga se distendió por la efervescencia dentro de la retorta. Cuando el ácido dejó de efervescer, lo que indicaba la saturación, retiré la vejiga y observé que el aire desprendido la había tintado de amarillo, como si fuera aqua fortis [ácido nítrico, HNO3], pero no tenía restos de aer fixus [dióxido de carbono, CO2]; sí tenía, sin embargo, un olor característico y sofocante, que era sumamente opresivo en los pulmones. El olor era similar al del aqua regis [una mezcla de ácidos nítrico y clorhídrico].

Explicación:deja tu coronita y un corazoncitho porfavot me yudarias full


kemelyhoffmann23: muuuuy largo
mabelacosta1305: demaciado largoooooo
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