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Respuesta:
Inicio
Érase una vez un viejo zapatero pobre que solo tenía un trozo
de cuero para hacer un par de zapatos, venderlos y así poder
comprar más cuero.
Nudo
El viejecito cortó el cuero y se fue a la cama y al día siguiente
cuando se despertó, se levantó y se encontró con un par de
zapatos perfectamente terminados y los vendió por una gran
suma de dinero y se pudo comprar más cuero para fabricar dos
pares de zapatos más e hizo lo mismo que el día anterior corto
el cuero y se fue a acostar. Al día siguiente tenia los dos pares
de zapatos terminados, el viejecito los volvió a vender por una
gran suma de dinero.
Desenlace
Esto sucedió varias noches, los zapatos se hicieron famosos y el
viejecito y su mujer se hicieron ricos, y decidieron quedarse
una noche despiertos y esconderse tras un sofá de su casa
para ver quién era el que realizaba el trabajo. Se escondieron y
vieron a dos pequeños duendecillos desnudos haciendo los
zapatos, a los viejecitos les dieron mucha pena verlos tan
desnudos y decidieron hacerles algo de ropa y unas botas. Esa
noche en lugar del cuero para fabricar zapatos, dejaron ropa
para los duendes, guantes y zapatos, estos al verla brincaron de
alegría. Los duendecillos no volvieron más, pero el viejecillo
seguía vendiendo muchos zapatos.