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Uno de los hechos más graves que han ocurrido siempre en nuestro país, y que de algunos años a hoy han adquirido características catastróficas, es el incumplimiento persistente de las normas legales por parte de las autoridades encargadas de aplicarlas y de velar por que sean respetadas, y la ninguna sanción aplicada a los funcionarios, negligentes o cómplices, que permiten la violación de las leyes.
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Por: REDACCION EL TIEMPO 09 de octubre 1997 , 12:00 a. m.
El caso del derrumbamiento en el relleno sanitario de Doña Juana, y sus consecuencias sobre la salud de la población, son un ejemplo, entre muchísimos, de la incuria imperdonable con que las autoridades se toman las normas. Hace más de un año, la CAR había pedido que se instalara en el citado relleno un incinerador de desechos tóxicos, como requisito obligatorio para el buen funcionamiento de Doña Juana. Nadie, ni las autoridades distritales, ni los responsables de la compañía de aseo a la que se adjudicó el manejo del relleno, le prestaron atención a lo ordenado por la CAR y por las normas de conservación del medio ambiente. Y ahora que vino el desastre todos se encogen de hombros y tratan de minimizarlo, cuando a la vista está que lo ocurrido en Doña Juana no solo afectará de modo serio la salud de los moradores de zonas aledañas, sino que puede generar una epidemia en toda la ciudad
Explicación paso a paso:
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Uno de los hechos más graves que han ocurrido siempre en nuestro país, y que de algunos años a hoy han adquirido características catastróficas, es el incumplimiento persistente de las normas legales por parte de las autoridades encargadas de aplicarlas y de velar por que sean respetadas, y la ninguna sanción aplicada a los funcionarios, negligentes o cómplices, que permiten la violación de las leyes.