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Juárez, benemérito fundador del Estado laico
La separación de la Iglesia y el Estado representó un proyecto que buscaba minar los privilegios desmedidos que poseía un sector limitado de la población.
Benito JuárezBenito Juárez
Autor
Secretaría de Cultura
Fecha de publicación
20 de marzo de 2019
Nacido en el seno de una familia pobre de origen zapoteco en el pueblo de San Pablo Guelatao, Oaxaca, Benito Juárez García se convirtió en uno de los presidentes que logró instaurar una enorme cantidad de beneficios políticos en México; no solo eso, su trabajo y lucha se tradujeron en un legado que tiene como principal pilar la fundación del Estado mexicano tal como lo conocemos: laico, independiente y soberano.
La laicidad del Estado mexicano es uno de los más grandes compromisos y proyectos de Benito Juárez a lo largo de toda su vida política; así lo demostró en 1844 cuando luego de ser nombrado secretario de Gobierno en el gabinete del gobernador de Oaxaca, Juárez presentó su renuncia ante el intento de las autoridades de consignar a quienes se negaban a pagar el diezmo a la Iglesia.
Para Juárez la separación de la Iglesia y el Estado representó un proyecto que buscaba minar los privilegios desmedidos que poseía un sector limitado de la población en detrimento de uno más grande y de la autonomía del Estado, el cual velaba por intereses particulares resguardados por la Iglesia.
Tras la caída de Antonio López de Santa Anna con la Revolución de Ayutla y la llegada a la presidencia de Juan Álvarez, Benito Juárez fue nombrado ministro de Justicia, posición desde la que emitió la Ley Juárez, la cual limitaba el poder e influencia del clero en asuntos civiles. Promulgada el 23 de noviembre 1855, esta ley suprimió el fuero eclesiástico y el militar en materia civil.
Tras su irrupción, la ley obtuvo la reprobación por parte de los conservadores y la más alta autoridad eclesiástica, la cual la calificó como violatoria de los derechos de la Iglesia católica aludiendo al derecho divino, e incluso generó malestar en el Vaticano.