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Científicos de la Universidad de Londres han demostrado que el sabor de la comida no es igual para todo el mundo porque todos los sentidos intervienen en el proceso.
El profesor de Filosofía y director del Centro de Estudios de los Sentidos de la Universidad de Londres, Barry Smith, explica que este fenómeno se debe a que usamos todos los sentidos cuando saboreamos la comida. En función de cada persona, el sabor varía.
«El que una comida sepa más salada, amarga o dulce depende de cuántos receptores principales entran en funcionamiento en nuestra lengua», asegura a la BBC. «Usted percibe el olor, el tacto, lo suave o cremoso que es y de todas esas sensaciones juntas sale el sabor».
Así, cerca de una de cada cuatro personas tienen el gusto más desarrollado. Se les conoce como «superdegustadores”, y se debe a que tienen el doble de papilas gustativas que el resto de la población, cuestión que les hace más sensibles, por ejemplo, a los sabores amargos como el limón.
Explicación:
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