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Respuesta:
Nuestro Padre Celestial envió a Su Hijo, Jesucristo, a tomar sobre Sí los pecados de todas las personas que vivirían sobre la tierra, a fin de que pudiéramos ser perdonados. Ese sacrificio por nosotros fue posible gracias a la divinidad de Jesús y a Su vida perfecta.
Jesús fue un Maestro de maestros y un siervo para todos. Pero fue infinitamente más que eso. Cuando preguntó al apóstol Pedro: “… ¿quién decís que soy yo”?, Pedro respondió: “¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!” (Mateo 16:15–16).
Jesús nos dio el ejemplo perfecto a seguir
Jesús vivió una vida perfecta para mostrarnos el camino de regreso a nuestro Padre Celestial. Aunque nunca pecó, Jesús fue bautizado para obedecer a Dios y enseñarnos que el bautismo es un requisito para todos.
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