Respuestas
Respuesta:
El mundo de las emociones ha ido ganando terreno en los estudios psicológicos y neurológicos de las últimas décadas. La tan valorada racionalidad empezó a dejar paso a nuevos campos de investigación mental, importantes en nuestro comportamiento cotidiano y en el modo de ser y actuar en nuestras vidas.
La emoción es parte de nuestra mente, es conocimiento para la adaptación, para la resolución de problemas y la toma de decisiones. Vivir contando con nuestras emociones supone dar respuesta apropiada a los cambios de la vida diaria y disfrutar de la misma.
Pero hoy en día, todavía las emociones y el tratar de ellas suscitan cierto miedo y/o precaución. Nos sentimos inseguros al afrontar nuestra emotividad. A ello no ayuda la falta de una educación emocional en las escuelas, ni la falta del desarrollo de la inteligencia emocional y las habilidades emocionales. No recibimos una tutela emocional que nos guíe en nuestro modo de conducirnos y hacer frente a nuestras emociones. Las manejamos a través de las creencias que nosotros mismos nos hemos inventado sobre cómo es mejor afrontarlas, basadas en nuestras experiencias previas. Nuestra inseguridad en su manejo nos hace pensar que controlarlas es lo mejor, no dejando que afloren a la superficie. Pero la emotividad surge en nuestro interior y nos mueve deseos, miedos, odios, dolor… que muchas veces nos dominan y desbordan.