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Respuesta:
En las próximas semanas
celebramos el tiempo de Adviento, un
tiempo con carácter propio, en el que la
Iglesia se prepara para la venida de
Jesucristo Salvador, que vino, viene y
vendrá. Así aprendemos a tener la
actitud de espera confiada, de
conversión y de esperanza, que
empapará nuestra vida todo el año.
Aunque no es un tiempo
propiamente penitencial, el Adviento es tiempo de conversión, apropiado para celebrar
el sacramento de la penitencia. Se parece litúrgicamente a la Cuaresma, porque hay
varios elementos externos coincidentes, como el color morado o violeta en los
ornamentos y la supresión del Gloria. Este himno, que se canta o recita los domingos,
fiestas y solemnidades, se omite en los domingos de Adviento y de Cuaresma, aunque
no debemos olvidar que se mantiene en las fiestas y solemnidades de ambos tiempos
litúrgicos. En el caso del Adviento, se canta o dice el Gloria en la solemnidad de la
Inmaculada Concepción (8 de diciembre) y en la fiesta del apóstol san Andrés (30 de
noviembre), que algunos años como el actual cae antes de comenzar el Adviento. En
estas dos fechas “puede más” el carácter santoral que el temporal: el color litúrgico no
es el morado y se permite la música puramente instrumental, festiva.