Respuestas
Explicación:
No recuerdo quién decía que la justicia es la verdad en acción. Que Luis Posada Carriles comparezca como Dios manda ante los tribunales, no devolverá la vida a sus víctimas, pero aligerará el peso con que han vivido los familiares de los asesinados y los sobrevivientes de los criminales actos. Ayudará, también, a entender mejor la trágica vecindad entre Cuba y Estados Unidos, y las sinrazones esgrimidas hace ya casi siete años para encerrar en la cárcel a Gerardo, Tony, Fernando, Ramón y René.
Que en medio del mutismo de la administración norteamericana siga agitándose la opinión pública en torno a este caso, permitirá que en este mundo de injusticia globalizada más gente se percate de esa verdad permanentemente escamoteada. Develará lo que ya sabemos: que EE.UU. solo produce las leyes que le conviene para después, envueltas en los dulces de la pertinente publicidad oficial y particular, ejecutarlas sin suscitar demasiadas protestas, salvo las de ciertas conocidas minorías eternamente rebeldes. Nosotros entre ellas.
Sabemos que el Caso Posada Carriles ha sacado a relucir públicamente lo que ha estado diciendo Cuba durante años. A los delitos de los terroristas, los Estados Unidos respondieron con un terrorismo infinitamente peor, porque el Bambi, Bosch y compañía contaron siempre con el poderío y la impunidad de un país que organizó el terror, que sabía de los crímenes que planeaban sus sicarios contra la Isla y que respondió con el silencio, la protección a los criminales y el encarcelamiento a quienes los combatían.
En la documentación que ahora provee el propio gobierno norteamericano -no hay que olvidar que el Archivo de Seguridad Nacional ha publicado lo que el FBI y la CIA quisieron darle-, se prueba que los derechos humanos de los habitantes de Cuba fueron violados en forma orgánica y estatal por terroristas financiados y protegidos por los Estados Unidos. Derechos violados no de manera esporádica, sino sistemática, con similares métodos dentro y fuera del territorio cubano y norteamericano.
¿Cómo no atribuir semejante hecho a una metodología del terror planificada por los altos mandos de administración norteamericana? ¿Quién puede asegurar ahora que estos actos fueron cometidos por perversos que actuaban por su sola cuenta, con todos los poderes y medios de información que dispone EE.UU? ¿Se podría hablar aquí de "excesos individuales"?
De los propios desvanes de la política norteamericana ha salido la información de que la voladura de un avión en pleno vuelo fue llevada a cabo por sádicos pero regimentados ejecutores, que habían recibido por años un salario de la CIA y en el momento en que pusieron la bomba eran sus informantes.
Pero las grandes calamidades son siempre aleccionadoras, y sin duda el drama que ha sufrido Cuba durante décadas de terrorismo de Estado proveniente del país del Norte, servirá para hacernos comprender que únicamente la justicia es capaz de preservar a un pueblo del horror de la violencia extremista, que sólo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana.
Cada muerto en los infames atentados de estos bárbaros va a quedar para siempre en la memoria y en el corazón de esta Isla, cada uno de ellos será hoy en La Habana una imagen que encontraremos por las calles, cada uno de ellos una mirada que nos interrogará al pasar frente al mar, cada uno de ellos una exigencia y un compromiso.