Respuestas
Podemos considerar los medios de comunicación como un importante transmisor de conocimiento científico. Ello se desprende de los estudios realizados acerca de qué medios prefiere el gran público y cuál es su opinión acerca de los mismos; datos proporcionados por el Eurobarómetro, el Estudio General de Medios o el Informe Quiral ayudan a entenderlo. El uso de Internet y del correo electrónico, así como la dinámica de las agencias de noticias también han modificado la difusión de la información.
Media can be considered as an important transmitter of scientific knowledge. This is revealed in the studies carried out about which media the general public prefer and which is the opinion about them, data provided from the Eurobarometer, the General Media Study or the Informe Quiral, help to understand it. The use of the Internet, e-mail, the dynamics of news agencies have also modified the information dissemination.
Los medios de comunicación se han convertido en una pieza fundamental para la transmisión del conocimiento científico y médico al público y para la configuración de una cultura científica y médica en la sociedad. Jane Gregory y Steve Miller en su libro Science in Public nos recuerdan que «incluso los museos científicos más importantes, como por ejemplo el Museo de Historia Natural de Londres, sólo pueden esperar tener tantos visitantes en todo un año como los que ven una única edición del programa semanal divulgativo Horizon (BBC) de televisión».1
El Eurobarómetro Europeos, ciencia y tecnología de diciembre del 2001 mostró claramente cuáles son las fuentes de información (no excluyentes entre sí) sobre temas científicos para los ciudadanos de los Estados miembro de la Unión Europea:
Televisión: 60,3 %
Prensa: 37 %
Radio: 27,3 %
Escuela y universidad: 22,3 %
Revistas científicas: 20,1 %
Internet: 16,7 %
Los medios de comunicación han sustituido, por tanto prácticamente de forma exclusiva, la diversificación de las muchas fuentes de información que alimentaron los primeros días de la transmisión del conocimiento científico en siglos anteriores. Otros datos avalan este hecho: 85,8 % de los habitantes de grandes ciudades reciben información sobre avances científicos, médicos y tecnológicos de la televisión, la prensa, periódicos o revistas especializadas, radio e Internet, y sólo un grupo limitado de personas incorpora los libros, las conferencias sobre divulgación científica y las visitas a los museos de ciencia como fuentes adicionales en su acceso a la cultura científica.2
Es interesante conocer con cierto detalle la segmentación por países en el citado Eurobarómetro para conocer cuáles son las fuentes de información sobre temas científicos preferidas en cada caso (los datos correspondientes a España ocupan la quinta columna).3 Véase para ello la tabla I.
El Eurobarómetro también aborda una serie de preguntas referentes a las actitudes hacia los diversos medios de información científica y los resultados se expresan en la tabla II.
La primera consecuencia es que dos tercios de los europeos «prefieren ver programas de televisión sobre ciencia y tecnología antes que leer artículos sobre ese tema», lo cual proporciona una respuesta coherente con la elección abrumadora de la televisión que hemos visto anteriormente. Aproximadamente el mismo número de encuestados (60,6 %) afirma que «en pocas ocasiones leen artículos sobre ciencia y tecnología». Sin embargo, esta respuesta sólo la dan el 48,6 % de las personas que ha cursado estudios durante más tiempo (que dejaron la escuela o la universidad cuando tenían más de 20 años). Esta baja tasa de lectores declarados no implica que haya «demasiados artículos y programas sobre ciencia y tecnología», opinión que es rechazada por el 65,8 % de los encuestados y el 75,9 % de los que ha realizado estudios durante más tiempo.
En cuanto a las preguntas relacionadas con la calidad de la información proporcionada por los medios, el 36,5 % de los europeos cree que «los desarrollos científicos y técnicos se presentan demasiado negativamente», pero una proporción mayor (39,1 %) está en desacuerdo. Además, el 53,3 % cree que los periodistas que escriben sobre temas científicos no tienen los conocimientos o formación adecuados.
Estas opiniones demuestran que el 25 % de los europeos cree que la información científica es demasiado pesimista y que los periodistas no están bien formados. Este punto de vista no varía en función de la edad. Sólo es ligeramente superior entre las personas que se definen como «informadas» e «interesadas» por la ciencia (31,5 %).
El público se siente poco informado