segun el siguiente texto , saque tres concluciones
Economía y Sociedad en el Imperio de Carlomagno.
Predomina un modo de producción feudal el cual se basa en la explotación de los campesinos en calidad de servidumbre por la clase dominante que estaba conformada por los grandes terratenientes quienes explotaban la riqueza y los cargos
principales del Estado. Por otro lado el clero se convirtió en grupo de poder junto a los francos y adquirió extensas tierras (Estados pontificios) donde asumieron las costumbres feudales.
Las ciudades albergaban escasa población (50 a 100 mil habitantes) debido a la restricción económica y al retorno de la vida rural que imponía el feudalismo. Sin embargo el imperio implicaba centralismo y administración compleja. La
aristocracia dirigía los asuntos del poder y de ellos salían los cancilleres y e inspectores reales. Carlomagno ejerció una "Monarquía Feudal" apoyado por una Nobleza terrateniente, buscando controlar la autonomía de los feudales en provincias.
Los sectores populares, campesinos y pastores, perdían sus tierras y debían aceptar las ordenes de los nobles, luchar, tributar, etc. Carlomagno intentó la estabilización de la moneda, pero sin conseguir que la emisión fuera monopolio real para evitar las devaluaciones, aunque si sustituyó el trueque por el sistema monetario.
Crisis del Imperio Carolingio
A la muerte de Carlomagno (año 814), lo sucedió su hijo, Luis I. En 840, Luis I falleció y, en 843, el Imperio se dividió en tres reinos, distribuidos entre los nietos de Carlomagno: el reino occidental (parte de Francia); el reino central (parte de Francia, de Italia y los Países Bajos) y el reino oriental (Alemania y parte de Italia). Estos reinos tampoco perduraron y, hacia el siglo X, la dinastía carolingia se extinguió. El reino más duradero fue el oriental, que bajo el reinado de Otón I se convirtió en el Sacro Imperio Romano Germánico.
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Respuesta:lismo
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El feudalismo en la Edad Media.
Feudalismo es la denominación del sistema político predominante en Europa Occidental de los siglos centrales de la Edad Media (entre los siglos X y XI, aunque no hay acuerdo entre los historiadores sobre su comienzo y su duración, y esta varía según la región),1 y en la Europa Oriental durante la Edad Moderna, caracterizado por la descentralización del poder político; al basarse en la difusión del poder desde la cúspide (donde en teoría donde se encontraban el emperador o los reyes) hacia la base donde el poder local se ejercía de forma efectiva con gran autonomía o independencia por una aristocracia, llamada nobleza, cuyos títulos derivaban de gobernadores del imperio carolingio (duques, marqueses, condes) o tenían otro origen (barones, caballeros, etc.).
El término feudalismo también es utilizado historiográficamente para denominar las formaciones sociales históricas caracterizadas por el modo de producción que el materialismo histórico (la historiografía marxista) denomina feudal.2
Como formación económica-social, el feudalismo se inició en la Antigüedad tardía con la transición del modo de producción esclavista al feudal, a partir de la crisis del siglo III y, sobre todo, con la disolución del Imperio romano de Occidente (siglo V) y la formación de los reinos germánicos y el Imperio carolingio (siglos VIII y IX).
Fundamentado en distintas tradiciones jurídicas (tanto del derecho romano como del derecho germánico –relaciones de clientela, séquito y vasallaje–), el feudalismo respondió a la inseguridad e inestabilidad de la época de las invasiones que se fueron sucediendo durante siglos (pueblos germánicos, eslavos, magiares, musulmanes, vikingos). Ante la incapacidad de las instituciones estatales, muy lejanas, la única seguridad provenía de las autoridades locales, nobles laicos o eclesiásticos, que controlaban castillos o monasterios fortificados en entornos rurales, convertidos en los nuevos centros de poder ante la decadencia de las ciudades.
Desde el punto de vista institucionalista, el feudalismo fue el conjunto de instituciones creadas en torno a una relación muy específica: la que se establecía entre un hombre libre (el vasallo), que recibía la concesión de un bien (el feudo) por parte de otro hombre libre (el señor), ante el que se encomendaba en una ceremonia codificada (el homenaje) que representaba el establecimiento de un contrato sinalagmático (de obligaciones recíprocas).3 Esta serie de obligaciones recíprocas, militares y legales, establecidas entre la nobleza guerrera, giraba en torno a tres conceptos clave: señor, vasallo y feudo. Entre señor y vasallo se establecían las relaciones de vasallaje, esencialmente políticas. En el feudo, entendido como unidad socioeconómica o de producción, se establecían relaciones de muy distinta naturaleza, entre el señor y los siervos, que desde la historiografía marxista se explican como resultado de una coerción extraeconómica por la que el señor extraía el excedente productivo al campesino. La forma más evidente de renta feudal era la realización por los siervos de prestaciones de trabajo (corveas o sernas), con lo que el espacio físico del feudo se dividía entre la reserva señorial o reserva dominical (donde se concentraba la producción del excedente) y los mansos (donde se concentraba la producción imprescindible para la reproducción de la fuerza de trabajo campesina). En otras formas, los siervos se obligaban a distintos tipos de pago, como una parte de la cosecha o un pago fijo, que podía realizarse en especie o en moneda (forma poco usual hasta el final de la Edad Media, dado que en siglos anteriores la circulación monetaria, y de hecho todo tipo de intercambios, se reducían al mínimo), a los que se añadían todo tipo de derechos y monopolios señoriales.4
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