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Respuesta:
bo insistir en algo: cuando dibujamos un paisaje o tomamos una foto, estamos haciendo una imagen en dos dimensiones de un mundo de tres.
Estas imágenes son bidimensionales, porque sólo tienen ancho y largo, pero no tienen profundidad.
Ustedes, generosos lectores, pueden decir que el papel fotográfico o el papel donde dibujamos tiene, en efecto, cierto grosor –aunque sea muy pequeño–, lo que le otorga cierta profundidad: pero aclaré que la bidimensionalidad es la manera como representamos las cosas: aplastamos la altura o la profundidad con trucos de artista como la perspectiva, el sombreado o el color. ¿Y saben qué es lo más raro? No tenemos ninguna dificultad al interpretar estas imágenes bidimensionales. Podemos entenderlas sin problemas.
Si les preguntan, no dudarán en afirmar que el dibujo […] es un cubo, saben que no es un cubo real, pues no tiene profundidad –no se levanta sobre el papel–, pero sí pueden interpretar la profundidad –y representarla– gracias al truco de la perspectiva. No tienen problemas para entenderlo. Éste es un cubo sin lugar a dudas.
Pueden incluso burlarse de quien no vea un cubo en ese dibujo. Y eso lo pueden hacer porque son seres tridimensionales que entienden perfectamente la bidimensionalidad. Aunque yo les recomiendo no asumir tal conducta.Explicación: