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(Peralta, Navarra, 1870-Panamá, 1941) Compositor español. Formado en el conservatorio de Madrid, vivió desde 1889 en Panamá, donde compuso el Himno istmeño (1897), declarado himno nacional cuando Panamá se separó de Colombia.
Santos Jorge estudió en Escuela de Música y Declamación de Madrid (dirigida entonces por el compositor Emilio Arrieta), donde pronto destacó por sus condiciones naturales para el canto y por su virtuosismo en la ejecución de piezas musicales para instrumentos de teclado. En 1889 se afincó en la ciudad de Panamá. El obispo de Panamá, Alejandro Peralta, apreció su voz de barítono y su maestría al órgano y lo nombró Maestro de Capilla de la Iglesia de la Catedral.
Al cabo de tres años se le ofreció la oportunidad de sustituir al maestro Lucio Bonell al frente de la Banda de Música Militar, cargo que aceptó sin renunciar a su puesto de Maestro de Capilla. En 1896, tras cuatro años como director de la Banda, hubo abandonar este puesto para poder atender las numerosas ocupaciones que absorbían su tiempo: lecciones de música y canto, comercio de instrumentos y partituras y contratación y organización de veladas musicales. Cedió la dirección al maestro Arturo Dubarry y en 1897 fue nombrado profesor de música de la Escuela Normal de Institutoras y de las Escuelas Municipales.
Fue en esa época cuando se enfrascó en la composición del denominado en un primer momento Himno Istmeño, una emotiva y emblemática composición que, sometida luego a unas leves modificaciones, fue adoptada en 1903 por el gobierno de Panamá como Himno Nacional. Volvió a colaborar con la Banda de Música Militar, esta vez como director interino y en reemplazo del maestro Egisto Luchesi. En 1903, la Banda quedó desvinculada del servicio militar y pasó a denominarse Banda Departamental; Santos Jorge fue nombrado director de la renovada agrupación musical.
El favor popular de que gozaba en su faceta de compositor se debía a su extraordinaria capacidad para asimilar los aires específicos de la tradición panameña y adaptarlos a los abundantes valses, pasillos y danzas con que enriqueció el acervo musical del pueblo istmeño, al que cautivó también por su humildad y cercanía, manifiestas en las numerosas retretas que se complacía en ofrecer en las plazas urbanas y los parques públicos. Tanto estas creaciones originales (en las que supo cifrar la idiosincrasia y los gustos musicales del pueblo panameño) como su ingente labor al servicio de la cultura y la educación le convirtieron en una de las figuras más reconocidas y homenajeadas del panorama intelectual.
En 1937 la Unión Musical de Panamá le rindió tributo nombrándolo presidente honorario de la institución. Y en 1939, con motivo del medio siglo desde su llegada a Panamá, la ahora conocida como Banda Republicana le dedicó un concierto en la Plaza de la Independencia de la capital panameña, bajo la batuta de su director, el maestro Pedro Rebolledo. Sus ejemplar trayectoria fue además reconocida con el nombramiento como Hijo Predilecto que le otorgó el Consejo Capitolino y con la entrega de la Orden Vasco Núñez de Balboa en el grado de caballero (máximo reconocimiento oficial del gobierno panameño) que le fue impuesta por el propio presidente de la República.