Respuestas
Respuesta:
derrumbe histórico de la que alguna vez fue la cuarta economía más grande de América Latina deja hoy un rastro de familias rotas, patrimonios aniquilados, empresas quebradas y sectores enteros sumidos en la incertidumbre. Como el de los bancos, que languidece igual que una vela en medio de la tormenta.
En los últimos cinco años se ha acelerado el retroceso de la economía de Venezuela, arrastrada por el colapso de su otrora poderosa industria petrolera. En la región, su PIB solo estaba por detrás de Brasil, México y Argentina, pero hoy pasó a tener un tamaño equiparable al de un país centroamericano. Solamente entre 2013 a 2018 su PIB se ha encogido en 53% y, según bases históricas, su infraestructura y servicios sufren estragos semejantes a los que dejarían un desastre natural o una guerra de desgaste contra un ejército extranjero. Para el cierre de 2018, solo sigue activo el 20% del parque industrial del país, y de ese total, el 45% trabaja a menos del 20% de su capacidad, diagnostica Conindustria, el gremio de industriales privados que reporta continuos cierres masivos de grandes y pequeñas empresas.
Para colmo de males, el último informe mensual del acosado Parlamento opositor revela que la hiperinfl ación anualizada llegó a 1.300.000% en el mes de noviembre. Este descalabro en los precios, que crecen 3% cada día, aniquila como un tsunami el patrimonio de las grandes mayorías. Desde agosto, el bolívar soberano ha perdido más de 90% de su valor en medio de sucesivas devaluaciones ofi ciales. Hoy la mitad de los hogares de Venezuela son pobres, según la respetada encuesta Encovi, que evalúa condiciones de la vivienda, servicios básicos, acceso a la educación, empleo y protección social. De acuerdo con este reporte que elaboran tres universidades locales, sólo 37% de los venezolanos tiene la capacidad de consumir bienes y servicios sin tener que depender de las ayudas sociales del Estado socialista. Desde 2015 a la fecha, más de tres millones de personas salieron del país empujadas por esta tragedia social, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas. Chile, Colombia, Perú y España han sido los principales destinos de esta diáspora, gracias a las condiciones que ofrecen para regularizar a los inmigrantes.