• Asignatura: Castellano
  • Autor: mariajesusmonge
  • hace 4 años

¿Tiene la obra una finalidad moralizante? don juan o el convidado de piedra

Respuestas

Respuesta dada por: bssalasr
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Respuesta:

Don Juan o el convidado de piedra (página 2)

Don Juan es un joven amarrado a sus opiniones, inflexible que se cierne sobre el mundo para juzgarlo y lo encuentra totalmente hipócrita. Hombre pecador por sus embustes y sus blasfemas, pero que no es hipócrita.

En el acto quinto escena primera, Don Juan se encuentra con su padre y se muestra arrepentido por su conducta, simulando arrepentimiento logra burlarlo, pero luego se manifiesta frente a su criado diciendo:

Don Juan. ¿Y por qué no? ¡Cuántos hay, como yo, que profesan esta misma doctrina y usan el mismo disfraz para engañar a la gente!

(Â)

Don Juan. Nadie se avergüenza ya de comportarse así: la hipocresía es una moda. Y un vicio que está de moda viene a ser como una virtud. El mejor papel que se puede desempeñar en estos tiempos es el de hombre de bien. Y el profesar la hipocresía ofrece ventajas admirables. Es un arte cuya impostura se respeta siempre. Y, aunque se descubra, nadie se atreve a criticarla. Todos los otros vicios están expuestos a la censura, y cada cual es libre de atacarlos abiertamente. Pero la hipocresía es un vicio privilegiado que amordaza todas las bocas con su mano fuerte y goza en paz de una impunidad soberana. El hipócrita, a fuerza de mojigatería, llega a formar una unión estrecha con los hombres del partido devoto. Topar con uno es echárselos a todos encima. Hasta aquellos que obran de buena fe, según la opinión general; hasta aquellos, digo, de cuyos sentimientos religiosos nadie puede dudar se dejan engañar siempre por los otros, caen de lleno en los lazos que les tienden los santurrones y apoyan ciegamente, con sus actos, a aquellos falsarios. ¿A cuántos crees tú que conozco que, gracias a esta estratagema, lograron reparar hábilmente los desórdenes de su mocedad, se embozaron en la capa de la religión y, con un hábito tan respetado, han conservado el derecho a ser los hombres más perversos del mundo? Por más que se sepan sus intrigas y se les conozca a ellos como son, no dejan de disfrutar de la consideración general. Con humillar de vez en cuando la cabeza, lanzar algún que otro suspiro de mortificación o poner los ojos en blanco, tienen perdonados todos los desmanes que puedan cometer. Bajo techo tan favorable pretendo hallar mi salvación, poniendo mis negocios a buen recaudo. No abandonaré mis placenteras costumbres, pero tendré buen cuidado en ocultarme y me divertiré sin escándalo. Y por si acaso viniera a ser descubierto, verla cómo, sin dar yo un paso, se interesaban por mí todos los cofrades

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