• Asignatura: Religión
  • Autor: carloscruztorres75
  • hace 4 años

La semejanza entre las religiones monoteístas tales como judaísmo, el cristianismo y el islam es *
A las tres religiones creen en Jesús
B las tres religiones tiene varios dioses.
C las tres religiones promueven el amor al prójimo.
D las tres religiones usan la Biblia como libro sagrado

Respuestas

Respuesta dada por: anthonysebastian0306
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Respuesta:

Autor: Francisco Gallardo

Publicado en: 50 Preguntas sobre la Fe, 22

Esta pregunta se puede responder de dos modos, dependiendo del sentido que se le dé. Un primer modo es el que atiende a su sentido más literal. En la antigüedad era frecuente considerar que cada grupo social o religión tenía su dios o sus dioses, distintos, por ejemplo, de los del pueblo vecino. La noción de divinidad que está detrás de este planteamiento politeísta es del todo insuficiente de modo que, en el fondo, no hay divinidad, no hay Dios: en todo caso, los dioses serían concebidos al modo humano, como grandes señores. El pueblo de Israel, que vivía rodeado de pueblos politeístas, tenía muy claro que los dioses de esos pueblos no eran tales: «Tienen boca y no hablan –se lee en la Biblia–; tienen ojos y no ven…» (Salmo 115, 5).

«Desde sus comienzos, la fe cristiana se ha visto confrontada a respuestas distintas de las suyas sobre la cuestión de los orígenes. Así, en las religiones y culturas antiguas encontramos numerosos mitos referentes a los orígenes. Algunos filósofos han dicho que todo es Dios, que el mundo es Dios, o que el devenir del mundo es el devenir de Dios (panteísmo); otros han dicho que el mundo es una emanación necesaria de Dios, que brota de esta fuente y retorna a ella; otros han afirmado incluso la existencia de dos principios eternos, el Bien y el Mal, la Luz y las Tinieblas, en lucha permanente (dualismo, maniqueísmo); según algunas de estas concepciones, el mundo (al me- nos el mundo material) sería malo, producto de una caída, y por tanto se ha de rechazar y superar (gnosis); otros admiten que el mundo ha sido hecho por Dios, pero a la manera de un relojero que, una vez hecho, lo habría abandonado a él mismo (deísmo); otros, finalmente, no aceptan ningún origen transcendente del mundo, sino que ven en él el puro juego de una materia que ha existido siempre (materialismo). Todas estas tentativas dan testimonio de la permanencia y de la universalidad de la cuestión de los orígenes. Esta búsqueda es inherente al hombre» (n. 285).

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