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Respuesta:
Mateo, Lucas y Simón llevaban ya muchos días jugando en casa.
Lucas, cansado de tanta espera, decidió poner en práctica uno de los tantos consejos que le daba su abuelita.
Saldremos y hablaremos con la señora Nube.
Fue entonces cuando Mateo, Lucas y Simón se pusieron sus chubasqueros y sus botas de agua. Estaban preparados para dialogar y alcanzar un acuerdo con la señora Nube. Desde allí alzaron la mirada al cielo y llamaron a la señora Nube.
Queremos que dejes de llorar - respondió Simón.
Pero crear agua para regar los campos y mojar la tierra es mi trabajo - explicó la señora Nube.
Y nosotros queremos poder montar en nuestras bicicletas - se quejó Mateo.
Eso sería estupendo, porque desde aquí arriba me divierte mucho veros jugar en el parque. Vuestras risas me ponen muy contenta - dijo la señora Nube.
Yo crearé lluvia un rato y vosotros podréis jugar a saltar en mis charcos. Y, después, me tomaré un descanso para que podáis montar en vuestras bicicletas - explicó la señora Nube.
Lucas, Mateo y Simón no sólo iban a poder echar carreras con sus bicicletas, sino que además habían aprendido que hablar y dialogar con la señora Nube había sido la mejor solución a su problema.
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