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El Ficus es la planta reina por preferencia en los interiores de las casas, que puede alcanzar los 30 m de altura en condiciones naturales, con gráciles ramas péndulas y hojas gruesas de 6-13 cm de largo. Sus pequeñas frutas son alimento favorito de varias aves en Malasia y Tailandia, donde es nativo.
Tras el invierno, época en que, en condiciones normales, mantiene su desarrollo a la mínima expresión, llega la primavera y con ella el arranque de nuevo de sus brotaciones más o menos espectaculares que no cesarán hasta ya bien adentrado el otoño. Sus nuevas hojas son verdes más suaves que contrastan con las antiguas de color mucho más oscuro.
Necesita sitios luminosos, intentando que no le de el sol directo, a no ser que se le vaya acostumbrando poco a poco a los rayos solares, para no producirle quemaduras.
En invierno, lo ideal es que no baje de 13º C y en verano una máxima de 24º C. El Ficus benjamina puede vivir al exterior en climas donde no hay heladas (temperatura que no baje de 0º C), incluso a pleno sol. Ejemplo: la Costa Mediterránea. Puedes sacarlos al exterior con buen tiempo, a semi-sombra y en otoño meterlo dentro otra vez.No es exigente en humedad ambiental, pero agradece un fino rociado diario, excepto cuando la temperatura baje de 15º C.
Los riegos, durante la primavera, deben comenzar a ser más continuados ya que la planta transpira más humedad y por ello se suele secar más rápidamente el sustrato. En caso de quedarse el sustrato muy seco, puede repercutir en un ralentizado de su desarrollo, un amarillamiento rápido de sus hojas e incluso, provocar su caída en pocos días. Es cierto que la planta se puede recuperar con cierta facilidad emitiendo nuevas hojas, pero no es menos cierto que pierde su belleza ornamental durante este período de renovación foliar.
Tras el invierno, época en que, en condiciones normales, mantiene su desarrollo a la mínima expresión, llega la primavera y con ella el arranque de nuevo de sus brotaciones más o menos espectaculares que no cesarán hasta ya bien adentrado el otoño. Sus nuevas hojas son verdes más suaves que contrastan con las antiguas de color mucho más oscuro.
Necesita sitios luminosos, intentando que no le de el sol directo, a no ser que se le vaya acostumbrando poco a poco a los rayos solares, para no producirle quemaduras.
En invierno, lo ideal es que no baje de 13º C y en verano una máxima de 24º C. El Ficus benjamina puede vivir al exterior en climas donde no hay heladas (temperatura que no baje de 0º C), incluso a pleno sol. Ejemplo: la Costa Mediterránea. Puedes sacarlos al exterior con buen tiempo, a semi-sombra y en otoño meterlo dentro otra vez.No es exigente en humedad ambiental, pero agradece un fino rociado diario, excepto cuando la temperatura baje de 15º C.
Los riegos, durante la primavera, deben comenzar a ser más continuados ya que la planta transpira más humedad y por ello se suele secar más rápidamente el sustrato. En caso de quedarse el sustrato muy seco, puede repercutir en un ralentizado de su desarrollo, un amarillamiento rápido de sus hojas e incluso, provocar su caída en pocos días. Es cierto que la planta se puede recuperar con cierta facilidad emitiendo nuevas hojas, pero no es menos cierto que pierde su belleza ornamental durante este período de renovación foliar.
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