Respuestas
Respuesta:
no
Explicación:
por qué no todos tienen pensamientos profundos como para pensar como filósofo
Respuesta:
Una pregunta clásica en las clases de filosofía, y en el fondo un producto de la polisemia de la propia palabra, es la que gira en torno a la figura del filósofo. ¿Quién es el filósofo" ¿A qué se dedica, qué hace en su vida cotidiana" ¿Por qué se distingue del resto de la gente" La respuesta no es sencilla de explicar quizás porque ocurra con el filósofo lo mismo que, según Aristóteles, ocurre con la palabra ser: "se dice de muchas maneras". Es decir: tiene muchos significados. Y hoy, para ir aclarando un poco el asunto y de paso extender la discusión al respecto, quería diferenciar aquí al menos 3 sentidos distintos de la palabra filósofo: el hombre que se hace preguntas y busca respuesta, el especialista en textos filosóficos, y el pensador original, capaz de crear ideas novedosas, innovadoras, útiles y fecundas para explicar la realidad que le rodea. Si teneis un poco más de paciencia y me leeis hasta el final, intentaré aclarar cada uno de estos significados.
Para empezar, como se dice más arriba, todos somos filósofos en la medida en que todos vivimos rodeados de un signo que acompaña al hombre desde su nacimiento hasta su muerte, que no es otro que la interrogación. Es filósofo el curioso el que se admira ante la realidad (otra vez Aristóteles, la admiración es una condición indispensable de la filosofía...), el que se cuestiona a sí mismo, a los demás, a las cosas. Todos, en este sentido amplio de la palabra, somos filósofos, porque filosofamos a nuestra manera. Una cosa bien distinta es que no seamos "especialistas" en textos de filosofía, algo reservado para todos aquellos que gustan de leer filosofía o que incluso se atreven a estudiar dicha licenciatura. No hace falta decir que para tener las claves de los textos filosóficos no es necesario acudir a la universidad, pero no menos cierto es que esto puede ayudar. Algunos de estos "lectores" de filosofía, llamémoslos así, somos los que nos dedicamos a su enseñanza y tratamos de contagiar ese virus entre los alumnos.
Y luego están los otros. Los grandes. Los que han pasado a la Historia de la filosofía y nutren las lecturas de los anteriores, y configuran en un largo proceso de sedimentación de ideas en un inacabable proceso de tranformación de la realidad a través del pensamiento. Estos son los "Filósofos", así, con mayúsculas, porque han sido capaces de alumbrar ideas propias y originales, de elaborar respuestas con una característica que las separa del resto: sea sus sistematicidad, su lucidez, su agudeza, su capacidad crítica, su poder revelador respecto a la realidad que viven... Una filosofía tan plural y diversa como el propio ser humano, pero cuya calidad termina deslumbrando por alguno de esos aspectos particulares que la separan del resto. Todos filosofamos en el amplio sentido de la palabra, pues es propio del ser humano el filosofar. Sólo algunos encuentran interesante dedicar su vida a leer (y, si les dejan, enseñar a leer) textos filosóficos (condición que, por cierto, se puede perder si no se práctica, y el profesor "apoltronado" es el mejor ejemplo de ello) y un grupo aún más reducido (que no tiene que pertenecer necesariamente al anterior) es capaz de legar a la humanidad nuevas ideas que multipliquen la discusión y el pensamiento, que alumbran y motivan el pensamiento filosófico. Todos somos filósofos, sí, pero en diferentes sentidos de la palabra.