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Respuesta:En una esquina del parque principal de Mocoa sobresale un hidrante rojo al que los habitantes de esa ciudad llaman con sarcasmo “el hidrante milagroso”.
Le dicen así desde el 2 de mayo de 2017. Ese día, el presidente Juan Manuel Santos, de visita en la ciudad, abrió aquel hidrante como un símbolo del restablecimiento del servicio de agua, suspendido luego de los daños causados por la avalancha de lodo y piedras que mató a 333 personas en la noche del 31 de marzo. “Con el paso que hoy hicimos les vamos a dar más o menos una cobertura del 70 % de agua potable a los mocoanos”, dijo entonces el presidente.
Los asistentes se miraron sorprendidos. Todos sabían que por las tuberías del centro de la ciudad nunca ha corrido agua potable. El acueducto de Mocoa apenas alcanza a surtir de agua apta para el consumo humano al 40 por ciento de la pequeña urbe de 43.731 habitantes. Por esos días, además, el líquido bajaba turbio, con un sedimento amarillo oscuro que se acumulaba en el fondo de los recipientes.
En mayo de 2017, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres aún removía toneladas de barro, rocas y escombros para habilitar las vías urbanas y un puente hacia el Huila; o para montar albergues y otras tareas urgentes.
La anécdota del hidrante resume la conducta que el gobierno ha demostrado desde que la avalancha arrasó 1.462 casas, desapareció a 76 personas y dejó heridas a otras 398. Con una mezcla de triunfalismo y verdades a medias, durante el último año se ha difundido en distintos medios la versión oficial, que habla de supuestos avances y tareas completadas en las obras de recuperación. A medida que transcurrían los días sin que empezara la reconstrucción, los mocoanos reconocieron en el caso del hidrante el primero de muchos engaños.
Este sentimiento se agudizó dos meses después, cuando el gobierno entregó el primer balance del proceso de reconstrucción. “En ese informe parecía que todo se hubiera solucionado, que estábamos mejor que en Bogotá”, dice Sigifredo Arciniegas, presidente de Asojuntas y de la Veeduría Dignidad por Mocoa. “En Mocoa sólo hay promesas incumplidas 100 días después de la tragedia”, tituló el corresponsal de la agencia Colprensa en Mocoa.
Ahora, a punto de cumplirse el primer año de la tragedia, sigue la incredulidad de muchos, a pesar de que altos funcionarios del Gobierno visitan la ciudad, se fotografían sonrientes en medio de las obras y anuncian en forma reiterada que todo marcha bien.
La Liga Contra el Silencio visitó esa ciudad en la segunda semana de marzo y comprobó que las viviendas para los damnificados, los puentes vehiculares y el acueducto presentan retrasos considerables respecto a los anuncios hechos por el Gobierno en las semanas y meses siguientes a la tragedia, que arrasó con 48 barrios de la capital del Putumayo.
Explicación:
A mediados de marzo, las obras de infraestructura nuevas, finalizadas y puestas al servicio de la comunidad, son tres puentes peatonales, un sistema de alerta temprana, el mejoramiento de una cancha y de un salón comunal, 373 metros de pavimento y algunas obras en colegios. También está lista la biblioteca de la urbanización Sauces, donde el Gobierno reubicará a 1.200 damnificados. La construcción de la primera fase del hospital se encuentra en un 34 por ciento y, según Sorrel Aroca, gobernadora, se hacen gestiones para conseguir los $ 15.000 millones que cuesta la segunda etapa.