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Los Estados son exitosos o son ejemplos de ejecución cuando trabajan por la mejora de la Experiencia del Ciudadano que implica escuchar sus necesidades y ponerlo en el centro de todas las decisiones.
Podemos imaginar un Estado en que el ciudadano no tenga que hacer largas filas para hacer trámites o acercase a los organismos con el objetivo de informarse, sepa qué beneficios le corresponden, acceda a información transparente sobre procesos y como realizan los gastos de la gestión en forma transparente, pueda opinar y participar de manera sencilla en la toma de decisiones y tenga toda su información centralizada. En definitiva, un Estado que le simplifique y mejore la calidad de vida a los ciudadanos.
Para lograr este objetivo la aplicación tecnología de la información es central. Existen tres (3) ejes bien definidos en los que su desarrollo y aplicación permite mejorar la Calidad de Vida y Experiencia del Ciudadano. El primero busca fortalecer la democracia directa. El segundo, la construcción de una identidad y dirección digital individual. Y el tercero, mejorar la interacción directa con el Estado en todos sus niveles.
En cuanto al primer eje, se suele debatir sobre la votación electrónica en términos de la forma en que los ciudadanos emiten su voto y también sobre la transparencia que permite en el momento del recuento, pero no se analiza en forma detallada cómo la tecnología facilita significativamente el acceso de nuevos candidatos, en especial los minoritarios y/o regionales, y mejora substancialmente el concepto de democracia directa multiparticipativa. El sistema tradicional de votación implica una inversión millonaria en logística, impresión de boletas y formación de fiscales, algo que la fiscalización electrónica reduce al punto de casi eliminarlo. En síntesis, permite el acceso de más candidatos para representar a todos los ciudadanos e incrementa las formas de participación activa. Esta tecnología no es sólo aplicable en el ámbito político, sino también, por ejemplo, en organizaciones sin fines de lucro, clubes de fútbol, sindicatos y otras entidades.
El segundo eje de desarrollo para la mejora de la calidad de vida y experiencia del ciudadano, es la creación de un sistema único de identificación digital individual (desde el nacimiento hasta la defunción) que fuese asentado en el Registro Nacional de las Personas (Renaper) y vinculado a una dirección digital en forma de cuenta de email administrada por el Estado. En nuestro mundo actual de tanta movilidad y desarrollo de la telefonía las direcciones físicas pierden su razón de ser.
Este tipo de innovación es inclusiva para todos los ciudadanos, sin importar su situación socio económica. Contrariamente a lo que podría creerse, no implica un alto costo para la gente. Las notificaciones pueden canalizarse vía cualquier dispositivo, desde los más complejos hasta un teléfono celular en el que se puedan recibir mensajes. Mientras el ciudadano tenga acceso a cobertura inalámbrica podrá acceder a las comunicaciones. Asimismo, el ciudadano podría optar por la conversión de la dirección de digital a papel, asegurando una comunicación multimedial.
Un Sistema Único de Identificación digital también permitiría obtener estadísticas útiles para tomar decisiones con el objetivo de orientar recursos en este sentido. Toda mejora en relación al acceso de la información y el uso de redes sociales es invasiva. Es preferible que su regulación, límites y monopolio esté en manos del Estado para así evitar violaciones a la privacidad por parte del ámbito privado corporativo.
El tercer eje es la mejora de la interacción directa del ciudadano con los Estados. Y en este punto es fundamental la transversalidad de la comunicación e información. Es decir, para mejorar la experiencia del ciudadano es necesario que las bases de datos de los organismos oficiales y de los del Estado nacional, provincial y municipal interactúen.
En Argentina y América Latina se han visto algunas iniciativas para mejorar la experiencia del ciudadano. Por un lado, los planes de entrega de computadoras a los estudiantes fueron un hito invalorable para acercar la tecnología a las familias. Por otro, la interacción pública y privada ha permitido crear anillos digitales que dan amplia cobertura inalámbrica. De ahí en más es cuestión de poner manos a la obra y ejecutar las decisiones.
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