Fuentos de consulta
Hecho que se pretende demostrar.
Argumentos que presenta
Elementos gráficos que incluye.
Conclusión a la que llega.
Respuestas
La tesis que defiendo en este ensayo es que la metodología de la investigación tiene mucho que aprender de la teoría de la argumentación. Para probar tal tesis, mostraré en lo que sigue que todo informe de investigación consiste de muchos argumentos que se engarzan unos con otros para conformar juntos una larga argumentación.1
Todos los lectores de esta revista tienen una idea más o menos clara de qué es la metodología de la investigación y cuáles son los asuntos que trata. Podrá haber desacuerdos y hasta polémicas en torno a cuestiones particulares; podrá incluso haber quien deseche de plano la relevancia de tal disciplina, alegando que no es posible enseñar a investigar; pero ninguna persona que se ocupe de ciencias sociales negará que la familia de términos a la que pertenecen teoría, marco teórico, modelo, hipótesis, técnica de investigación y otros de ese tipo forma parte del discurso metodológico, sea que aprobemos ese discurso, que lo rechacemos o que tengamos una cierta indiferencia escéptica frente a él.
En cambio, pocos lectores de esta revista sabrán que, de un tiempo acá, ha surgido un extenso campo interdisciplinario dedicado a la argumentación, uno de cuyos propósitos es formular una teoría de esta actividad comunicativa humana. Lo que sí conocerán todos, con mayor o menor precisión, es otra familia de términos como argumento, argumentación, premisa, conclusión, falacia y otros similares, los cuales son propios de esta teoría y aquel campo. Tampoco creo errar demasiado al suponer que todos los lectores aceptarán que la segunda familia de términos que he citado brilla por su ausencia en el discurso metodológico.2
Lo que propongo entonces es que conviene incorporar a la metodología los términos de la segunda familia, propios de la teoría de la argumentación, pero hasta ahora ajenos al discurso metodológico. Es más: creo que solamente incorporándolos podemos hacer de la metodología una disciplina realmente relevante de cara al objetivo de formar investigadores nuevos y consolidar a los menos nuevos. Veremos de paso que al hacer esta incorporación se obtiene un beneficio recíproco, ya que la metodología a su vez puede enseñar a la teoría de la argumentación los puntos en que debe fijarse a la hora de identificar, analizar y evaluar los argumentos contenidos en los informes de investigación.