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Respuesta:
Los Aymara, al igual que otras culturas, transmiten de boca en boca sus historias, haciendo de la tradición oral el vehículo de enseñanza con que padres y abuelos dieron a conocer el mundo a sus hijos y nietos. En las leyendas, la vida silvestre y los paisajes que coexisten con los pueblos ocupan un papel preponderante y se entremezclan con la vida común, dando fundamento a los conceptos de dualidad, complementaridad y reciprocidad, principios ordenadores del cosmos Aymara.
Por más compleja que parezca, la cosmovisión Aymara puede entenderse a partir de una idea muy simple: la comprensión y adaptación a la naturaleza andina. En la existencia de pisos ecológicos diversos, es que encontramos el fundamento a los conceptos de dualidad, complementariedad y reciprocidad, principios ordenadores del cosmos Aymara. Es, en definitiva, una sacralización del medio natural.
Para los Aymara todo es dual, macho/hembra, día/noche, arriba/abajo, pero los opuestos no luchan entre sí buscando la hegemonía, son parte del todo, se complementan y sin uno no hay otro. Los opuestos forman así un abanico tripartito de posibilidades (macho, hembra y macho con hembra). Todos los opuestos se complementan y establecen una triple alternativa. Es así como se configura la existencia de tres espacios:
El Arajpacha: Tierra de arriba, cielo, mantención del cosmos ideal.
El Akapacha: la tierra de “acá” donde viven los aymará, compuesto por los Mallkus, la Pachamama y el Amaru. Mantención del mundo cultural, equilibrio
El Manqhapacha: tierra de adentro (abajo), Fuerzas destructivas. Mantención del caos.
El Aymara ordena su tiempo de manera cíclica, definido a partir de ciclos naturales (especialmente del año solar, del clima y del ciclo vital humano) y del ciclo laboral-festivo estructurado sobre la base de los anteriores.
Explicación:
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