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Respuesta:
En suma, si bien la educación remota puede ofrecer herramientas que permitan complementar el proceso
de enseñanza y bajo las circunstancias que vivimos se vuelve la única manera de dar continuidad a los
procesos de aprendizaje, se debe tener claro que este tipo de enseñanza, no logra reemplazar a la
enseñanza presencial, además que requiere de un nivel de autonomía, participación activa y desarrollo de
habilidades digitales que no todos los estudiantes tienen, sobre todo los más pequeños y quienes tienen
necesidades educativas especiales, lo que puede significar un aumento de las brechas de aprendizaje,
además de impactar en las habilidades sociales del niño.
En definitiva, las clases presenciales no sólo tienen un fin respecto a entregar una adecuada enseñanza
para el logro de los aprendizajes, sino que también permiten el desarrollo socioemocional del niño. Así, el
desafío no solo recae en los establecimientos, sino también en las comunidades educativas, centros de
salud y entidades locales para abordar de forma conjunta las necesidades psico socioeducativas de los
estudiantes