El quinto planeta era muy extraño. Era el más pequeño de todos. Había en él justo el lugar necesario para
alojar un farol y un farolero. El principito no lograba explicarse para qué podían servir, en algún lugar del
cielo, en un planeta sin casa ni población, un farol y un farolero. Sin embargo, se dijo a sí mismo:
"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo, es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el
hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es
como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella.
Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
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y que nesecitas :(
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