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Gramsci y la educación
I. Introducción
Antonio Gramsci no fue de ningún modo especialista en temas de educación, y su formación
universitaria transcurrió por otros terrenos. Sin embargo, como dirigente político y como intérprete
del materialismo histórico en clave de “filosofía de la praxis”, abordó permanentemente el tema de la
pedagogía, tanto en su actividad pública, hasta 1926, como en la escritura de los “Cuadernos de la
Cárcel”, o, de manera más cotidiana, en relación con la educación de sus hijos, en la
correspondencia escrita desde la prisión. Es posible, por tanto, legítimamente, acometer un análisis
sobre el principio educativo en Gramsci sin forzar la interpretación.
Lo pedagógico de todos modos, aparecerá en esta nota sesgado hacia otros aspectos del
pensamiento gramsciano que, a mí entender, lo envuelven. Esos aspectos serán: 1) la hegemonía
como relación educativa; 2) los intelectuales como organizadores de la hegemonía; 3) la educación
como proceso formativo del “conformismo social”; 4) el “americanismo” como nueva civilización.
II. La hegemonía como la relación educativa
En un pasaje de los Cuadernos de la Cárcel, comentando lo que se llama la “fórmula de Guicciardini”
acerca de que para la vida de un Estado son necesarias dos cosas: “las armas y la religión”,
Gramsci retraduce esa bipolaridad en otras, más generales: fuerza y consenso; coerción y
persuasión; Estado e Iglesia; sociedad política y sociedad civil; política y moral; derecho y libertad;
orden y disciplina; violencia y engaño.